domingo, 30 de junio de 2013

¿QUÉ ME ESTÁ PASANDO?

Cada quién es un mundo, lamentablemente en la adolescencia no podemos entender esto… y algunas personas no lo pueden entender a lo largo de su vida, ya que se pasan la vida comparándose, tratando de ser parte del todo y dejando de lado su individualidad. Este aspecto en la adolescencia es muy común, pero ya en la etapa de adultos debe cambiar, ya que de otra manera tendremos a adultos con síndrome de Peter Pan, que el tiempo y se siguen comportando como adolescentes.

El cómo cada uno se percibe y se siente está muy ligado a la imagen de su cuerpo, que se lo ve reflejado en el espejo diariamente, entonces para muchos adolescentes mirarse allí y ver qué diferentes están, empiezan a sentir que su Yo, su ser está cambiando de manera vertiginosa que muchas veces no se puede entender, y es posible que muchos se pregunten ¿quién soy yo?, siendo lo único evidente que el niño o la niña que eras, irremediablemente se ha perdido, y se va perdiendo para ti, para tus padres, por lo que posiblemente en estos momentos te lleguen sentimientos de pérdida, de falta, inseguridad y hasta dolor, por no saber hacia dónde llegará este cambio.


Sumado a este momento de confusión están los otros chicos y chicas, tus primos, primas, compañeros y compañeras de colegio, de instituto o grupo que tengas, que también funcionan como espejos; tú te miras en ellos, que al igual que tu, también han crecido y han cambiado. También los adultos te miran y te ven muy diferentes de cómo lo hacían hasta hace unos años, te dan derechos, pero muy sumados y ligados a responsabilidades.

En este mundo de confusión, no podría faltar el despertar de la sexualidad, de esta nueva sexualidad de vivirla, sentirla y practicarla, la cual puede dejar: sentimientos de culpa, por las fantasías sexuales que no cesan, por los deseos que fluyen, incluso el temor que sus padres/madres reconozcan o identifiquen estos deseos sexuales, por lo cual existe la confusión de querer hacerlo y tener que reprimirlo.

Algunos/as adolescentes sufren en estos momentos porque experimentan algo así como su pequeñez, su insuficiencia en lo que ellos piensan que deben ser muy potentes (los chicos) o tener el máximo de atracción (las chicas). Sumado a esto vienen las comparaciones como lo mencione más arriba, con amigos y amigas, a los que se les atribuye más encanto para conquistar, o más saber sobre la seducción o el sexo. Pero de seguro que estos que tu les atribuyes mejores condiciones, seguro que también sienten lo mismos que tú sientes con otras personas que ellos consideran mejores que ellos/as mismas/os. Por eso recuerda tu eres única y único y nada de lo que hagas para ser igual a otro/a te liberara de esta falta, porque es algo que las personas siempre tendremos y viviremos, el querer algo que otras personas tienen, pero esto no nos puede quitar nuestra individualidad.

Es así que uno de los cambios profundos en la vida de los adolescentes es acercarse a las personas del otro sexo para establecer amistad y relaciones amorosas (o sentimientos amorosos con personas del mismo sexo) el verse a sí mismo como un ser sexual, adaptarse a las emociones sexuales y establecer una relación amorosa son elementos importantes para el logro de la identidad sexual. Por lo que la imagen que los/as adolescentes tienen de sí mismos y las relaciones con los padres y las parejas están ligadas a la sexualidad. La actividad sexual (un beso de vez en cuando, las caricias y el contacto genital) satisfacen numerosas necesidades de los adolescentes una de las cuales es el placer físico.


Es fundamental que padres/madres puedan transmitir la importancia de que la sexualidad, preferiblemente cuando se entra en la pubertad, con los primeros cambios corporales, etc. En el caso de que les sea especialmente difícil, pueden contar con libros especializados, la ayuda de profesionales si es necesario (promoviendo charlas en los colegios, psicólogos/as, etc.) Es fundamental poder transmitir la importancia de que la sexualidad debe ser vivida como algo bueno y algo de lo que hay que disfrutar, y que si resulta incómoda en cualquier aspecto, es importante poder poner límites, como ante faltas de respeto o situaciones no deseadas.

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