domingo, 31 de marzo de 2013

ENTREVISTAS PARA LA ADMINISTRACIÓN DE TEST


Cuando el psicólogo planifica la batería de tests que utilizará puede incurrir en dos errores; alargar excesivamente el proceso o acortarlo en demasía. El proceso psicodiagnóstico debe ser lo suficientemente amplio como para comprender bien al paciente, pero al mismo tiempo no debe excederse porque esto implica una alteración en el vínculo psicólogo – paciente. En esto tiene que ver el tipo de relación predominante entre ambos. Si predominan elementos negativos en el vínculo, el psicólogo puede optar por continuar la relación administrando otros tests, para ver si la relación mejora.

Esto contrariamente a lo que se espera, puede empeorar la relación. Si el vínculo ha sido positivo puede prolongar la finalización del psicodiagnóstico, en sentido como una pérdida que no tolera. En ambos casos, por la culpa que le produce la separación, culpa relacionada con aspectos infantiles propios no elaborados (51) En términos generales la batería de test proyectivos puede requerir entre 2 y 4 entrevistas. En algunos casos el psicólogo ve al paciente sólo una vez, que son casos extremos, por lo que se debe hallar la duración adecuada.

Cuando la batería de tests se prolonga más de lo debido es porque el psicólogo predomina la sensación de impotencia frente al paciente. Esto facilita la fantasía de que lo que ocurre es algo tan serio o complicado que lleva al psicólogo a una exploración intensiva. La fantasía sería la de tener algo raro, complicado y difícil de captar. Formándose con el psicólogo una pareja de tipo voyeurista – exhibicionista resultando así distorsionada la dosis y calidad de curiosidad que el psicólogo debe utilizar para cumplir con eficiencia su rol. (52)

Si se prolongan las entrevistas para administrar muchos tests, perdura el temor a ser hurgado. Si predominó la idealización en ese vínculo prolongado, el paciente llegará a la terapia con la fantasía de ser tan interesante, agradable o seductor que nadie puede desprenderse de él. (53)

SOLO Y PLACENTERO



La masturbación es un tema al que se le ha dado importancia en la mayoría de las culturas desde tiempos muy remotos, pudiendo encontrarse consideraciones positivas y negativas al respecto. En la mayoría de las culturas se mantiene un rechazo o condena de la misma, acompañado de importantes sanciones por su práctica, al menos en las personas adultas. Este rechazo en especial en adultos, puede estar en parte determinado por la importancia de la reproducción en momentos concretos de la humanidad o en ciertos estadios culturales. Que una persona practique la masturbación en parte como curiosidad y en parte como placer momentáneo, no parece en absoluto problemático, sólo en el caso de la persona que ha llegado a ser demasiado dependiente de la masturbación como única fuente de satisfacción y alivio de tensión, ésta puede considerarse un problema.

La masturbación o el autoerotismo es toda forma de autoplacer sexual obtenido mediante cualquier tipo de estimulación física directa para obtener placer sexual, con independencia de que se consiga orgasmo o no. La forma más frecuente de masturbación es la autoestimulación en solitario, sin embargo, también puede ser de dos o en grupo. Una de las características de la masturbación es que la persona se encuentra mucho más libre no sólo para estimularse de la forma que prefiera, sino también para fantasear durante su realización. Antes se consideraba como una práctica eminentemente masculina, pero es evidente que la mujer también la ha utilizado.

La primera masturbación muchas veces implica sentimientos mezclados de placer, excitación, curiosidad y ansiedad, sin embargo debemos recordar que al autoerotismo es una parte del desarrollo saludable a nivel psicosexual de la persona y constituye un elemento de autoafirmación y de valoración positiva hacia uno/a mismo/a. La masturbación como experiencia puede tener un efecto benéfico en el desarrollo de la persona, en especial porque le ayuda a una adquisición y comprensión de su esquema corporal, en particular de partes no habitualmente utilizadas en su actividad cotidiana. Este aprendizaje de sus características y capacidades genitales se revelará muy importante en las actividades sexuales con otras personas que pueda tener el sujeto.

Es una relación íntima y amorosa con uno/a mismo/a donde interviene el tacto, los olores, sonidos, etc., la fantasía juega un papel muy importante, por lo que las personas que la practican no deben hacer caso a las ideas represoras y sentimientos de culpa que surgen dando la sensación de que se está haciendo algo malo y perverso, todas esas ideas son parte de la represión que la sociedad de doble moral quiere imponer a las personas, recuerda y siente que no estás haciendo nada malo. Las ideas, de que quien se masturba se vuelve loco/a, sonso/a no tienen ningún fundamento, como tampoco son ciertas las ideas de que quien lo hace, no quiere contacto sexual con otras personas, lo cierto es que el autoerotismo nos ayuda a conocernos como personas sexuales y se puede experimentar fantasías sin hacernos daño o dañar a otra persona.

La masturbación es la forma quizá más sencilla de obtener placer, puesto que no hace falta nada ni nadie para conseguirlo. Frente a las descalificaciones de otras épocas, la masturbación hoy día es considerada como un elemento importante en el aprendizaje sexual, no existiendo evidencia científica que permita hablar de trastornos físicos como consecuencia de ésta. El problema es que la persona prefiera masturbarse antes de tener una relación con otra persona, teniendo la opción de esta interacción, es decir se va anulando al otro como ser humano.

En muchos casos la masturbación puede comportar ventajas para la persona ya que puede facilitar una mejor identificación del propio cuerpo y su respuesta a la estimulación erótica, también supone una posibilidad de satisfacción sexual para las personas que no tienen pareja, o las personas que tienen pareja, pero con diferente intensidad sexual y evitar recurrir a la prostitución o infidelidad, la masturbación es una buena opción para compensar estas diferencias y en algunos casos la masturbación puede servir de remedio o alternativa útil para determinadas personas en diversos momentos de su vida o ser una importante ayuda para superar algunos problemas o trastornos sexuales. 

FANTASÍAS SEXUALES EN LA PAREJA



Las fantasías son imágenes, pensamientos generados en nuestra mente que de alguna manera nos sirven para estimularnos en las relaciones sexuales o cuando nos autoestimulamos, y es algo que se presenta tanto en hombres y mujeres. Las  fantasías  permiten aislarnos de las exigencias y el estrés de la vida cotidiana y generar imágenes agradables y excitantes. Sin embargo en muchos casos si se las realiza en vez de animar a la persona pueden generan frustración, o podrían generar un conflicto si esas imágenes son constantes, y se vuelven la única forma de estimulación y tu pareja se va perdiendo en sus relaciones sexuales y solo aparecen las fantasías. Generando un sentimiento de insatisfacción o resignación hacia tu pareja resquebrajando y deteriorando la relación de pareja. Por lo que será importante que se pregunten si hay algo en sus relaciones sexuales que no se  están satisfaciendo, conversen y/o  puedan acudir a un especialista para que les apoye.

Las fantasías sexuales ocupan un lugar importante en la vida sexual de cualquier persona. La fantasía no sólo es un motor que estimula y suscita comportamientos sexuales concretos, sino que en sí misma es una parte genuina de la sexualidad que se mantiene desde la sexualidad más temprana hasta las últimas de la vida. En los momentos de más actividad sexual, las fantasías contribuyen a generar y mantener comportamientos sexuales satisfactorios y en momentos de soledad o aislamiento, la fantasía suple eficazmente una parte de vida íntima que produce satisfacción y bienestar.

Hombres y mujeres suelen fantasear durante el coito con posibilidades imaginarias que la mayor parte de las veces no confiesan a sus parejas. En casos estos vuelos de la imaginación, a veces involuntarios y otros fomentados por la persona, suelen ser adornos o modos de embellecer o compensar la realidad que no resulta del todo satisfactoria o que no se ha conseguido que se adapte para producirle más placer.

A través de las fantasías sexuales, se puede ensayar mentalmente, diversos comportamientos apetecibles, que no se atreve a expresar o no son susceptibles de realización. en la fantasía, uno puede saltarse ciertas normas del pudor y explorar y dar rienda suelta a sus deseos más ocultos, por lo que es frecuente que las personas se imaginen practicando conductas poco  habituales o aspectos de la sexualidad no del todo social y culturalmente aceptable o el deseo de ser completamente irresistible para alguien. Es importante reconocer que la función de todos estos deseos se cumple por el mero hecho de imaginarlos, de forma que si una persona tratase de ajustar su conducta sexual real al contenido de sus fantasías puede que la mayoría de las veces se encontrase con frustraciones y desajustes.

Es difícil  mantener una separación nítida entre imaginación aceptable e imaginación anómala, aunque es previsible que las amistades y el profesional le llame la atención si escucha una persona que relata que no consigue excitarse a no ser que se imagine recibiendo o infringiendo un gran daño físico, o tener relaciones sexuales con animales, extraterrestres o niños. Es por esto que conviene no olvidar que las fantasías sexuales se aprenden y consolidan mediante la práctica la cual se ve reforzada mediante la satisfacción que produce la descarga orgásmica. Por ello, el valor erótico de todas estas imágenes, ensoñaciones y fetiches se va consolidando poco a poco hasta el punto, como ocurre en algunas parafilias, de que el individuo es incapaz de lograr satisfacción sino aparecen determinados estímulos externos o internos que se han convertido en clave para la secuencia erótica.

Fantasear puede ser muy sano para una relación. Es normal que la rutina de las relaciones día tras día, tarde tras tarde y noche tras noche con la misma persona y por años se haga presente y ahí la fantasía permite dar rienda suelta a los deseos sin ser infiel ni lastimar a la otra persona. La única señal a la que deberías prestar atención es que necesitas fantasear siempre para poder excitarte. Si ese fuera el caso, sugeriría que intentaras reanimar tu vida sexual con tu pareja o replantearas tu relación, y buscar un especialista para que los ayude.


LA RELACIÓN DE PAREJA



Se acepta ampliamente que la escasa madurez y la falta de conocimiento de la pareja en aspectos básicos son la principal causa de las rupturas, a lo que se agrega; las motivaciones ambiguas y superficiales, personalidades poco adaptadas, creencias y actitudes opuestas, dificultades de comunicación, toma de decisiones emocionales, entre las que se puede mencionar.

La Relación de Pareja es un tipo de relación interpersonal básica que se distingue porque comporta un compromiso de compartir la vida y que viene marcada por un componente afectivo – erótico – sexual. El hecho de que se dé esta relación entre los dos miembros de una pareja está asociado a la existencia de una atracción personal mutua, a la existencia de un alto grado de afecto y al establecimiento de una comunidad de intereses, basado en una confianza entre ellos que les convierte en una unidad independiente regulada por criterios particulares. Sin embargo el mantenimiento de una relación de pareja satisfactoria para los dos miembros a lo largo del tiempo parece ser un asunto muy difícil de lograr, a pesar de cuando iniciaron las relaciones la mayoría de ellos se juraban honestamente amor eterno.

Podemos definir a la pareja como “La relación entre dos personas unidas por un vínculo de AFECTIVO, motivados por la ATRACCIÓN, expectativas y COMPROMISOS interpersonales y que, a través de la CONVIVENCIA, comparten de forma conjunta un proyecto de vida en distintos espacios sociales, familiares y de INTIMIDAD”

La relación de pareja por sí misma no parece estar necesariamente abocada al fracaso, puesto que se encuentran parejas de muchos años de convivencia que mantienen un grado de relación satisfactorio para ambas partes, y que más bien el deterioro de la pareja está en función de dos factores: las condiciones bajo las cuales se establece esa pareja y las medidas que toman sus miembros para mantener su relación en un nivel satisfactorio.

La relación de pareja por ser un proceso de interacción entre personas, es un acontecimiento vivo que va a tener que atravesar diversas vicisitudes a lo largo del tiempo y que, por tanto, aun cuando esté establecida sobre unos pilares firmes y sólidos, requerirá llevar a cabo un continuo reajuste para que se mantenga en un funcionamiento que proporcione un alto grado de satisfacción a las dos personas, es decir, que a medida que aumenta la relación de intimidad va surgiendo la necesidad de mostrarse tal y como es cada una de las personas que hacen la pareja, sin la necesidad del principio de exponer sólo sus lados positivos. En general poder llegar a que la relación vaya madurando, intercambiando pasión y desenfreno por intimidad, comprensión, afecto, empatía y dar cabida al amor más positivo

Para el mantenimiento de una relación de pareja satisfactoria se debe hacer frente a los diversos cambios que se produzcan en ella como consecuencia de las modificaciones que se derivan. Y la comunicación a través del diálogo eficaz es una de las herramientas fundamentales. Nuestras parejas no adivinan nuestros pensamientos, no podemos leerles la mente y saber qué les agrado o que no, y ellas tampoco nos pueden leer la mente (aunque pensamos que por el amor deberían pero la realidad nos dice que no es así) es por eso que la mejor manera de lograrlo es cuando ambas personas que conforman la pareja se hallen inmersas en un clima de intimidad y tranquilidad, que tienen tiempo para compartir y dialogar.

Una manera de lograr que esto resulte prospero es cada uno de la pareja tenga tiempo para hablar de sus sentimientos, emociones, miedos, deseos, gustos y disgustos, y que sepa que tiene un receptor empático que entenderá sus demandas y necesidades y verá todo esto en pos de mejora de su relación y no como una sesión de reclamos y quejas. Sino más al contrario ambas personas se sienten escuchadas, es decir hay una comunicación positiva, que genera expresiones positivas, las cuales demuestran el amor, responsabilidad, intimidad que siente por su pareja. Y entiende que comunicar sus gustos, deseos, anhelos, miedos y temores son ingredientes vitales para la renovación y expansión continua de su relación, haciendo que esta se mantenga viva e interesante.

ALGO SOBRE LA SEXUALIDAD DE LOS HOMBRES



A hombres y mujeres la sociedad nos ha ido construyendo para pensar que los testículos y el pene son el atributo masculino por excelencia, la idea de que tenerlos hace la diferencia y marca la “superioridad” de unos sobre otras y otros. El poseerlos impone la violencia, insensibilidad, dureza emocional, el placer es para los hombres las demás son instrumentos para llegar a ese placer, poca demostración de afectos y despreocupación de las demás personas. Generando una visión machista, es decir, un conjunto de actitudes y prácticas aprendidas sexistas vejatorias u ofensivas llevadas a cabo en pro del mantenimiento de órdenes sociales en que las mujeres son sometidas o discriminadas en todos los niveles, además que a los hombres se castra la emocionalidad y solidaridad hacia las demás personas.

La sexualidad se construye a partir del momento de nacimiento y se la experimenta en el transcurso de nuestra vida, hasta que morimos.  A medida que se va creciendo, va llenándose de elementos que la hacen más compleja, y da la oportunidad de decidir sobre nuestro cuerpo, afectos, pase lo que pase. La sexualidad masculina es sometida y confundida por las exigencias, presiones y normas que la sociedad tiene sobre el cuerpo, los varones deben asumir ciertas formas de conducta propias de “su sexualidad” como ser: machista, de heterosexualidad obligatoria, toda manifestación de poder y sexualidad se reduce al coito y al placer genital, devalúa la masturbación y obliga a los hombres a sentir deseo constante hacia las mujeres

La identidad masculina se ha construido históricamente en oposición a la identidad femenina, los comportamientos femeninos son mal vistos en los varones, lo cual es por demás obvio que afectará en su relación y visión de las mujeres, ya que al nacer autoafirmado socialmente, y se lo va educando evitando cualquier comportamiento femenino, existe ya una incorporación de desvalorización de las mujeres. De ahí que sus comportamientos y valoraciones hacia las mujeres sean de minusvalía lo cual obviamente genera relaciones conflictivas de amistad, de pareja y laboralmente con las mismas. Ya que en sus prácticas conscientes o inconscientes se evidenciará esa desvalorización hacia las mujeres.

Otra de las exigencias que el hombre tiene es la de tomar la iniciativa sexual, siendo entrador, hablador y conquistador y no dejar pasar ninguna oportunidad. Se mete en la cabeza de los varones la idea de que las mujeres lo único que quieren es acostarse con él para tener coitos, llegando al extremo del consumo de la prostitución que los hace actuar como un macho, que se sirve del cuerpo de una mujer como recipiente, como objeto, a excitarte sintiendo poder sobre el cuerpo de una mujer. Hay una frase común que el hombre podría decirle a la mujer en las preliminares: "te voy a hacer sentir mujer", o hablando de la relación con ella para un tercero dice: "la rompí toda", si bien trata de referirse a la potencia de su órgano, sólo dice de la condición de su deseo y de la posibilidad de su goce. La hizo pedazos, el hombre goza del cuerpo de la mujer haciéndola pedazos, goza de una parte. Convirtiéndose la sexualidad en un terreno de alta exigencia, no siempre placentero, construida fundamentalmente sobre la genitalidad y la respuesta sexual y es un espacio de alto riesgo de insegurización de la identidad masculina.

Es tiempo de que los hombres comencemos a reflexionar sobre nuestra sexualidad:

Que somos seres integrales y no solamente pene y testículos,

Que no somos hombres por lo que tenemos entre las piernas sino por lo que podemos hacer con  nuestras vidas.

Que la sexualidad por rendición, coito eyaculatoria y focalizado en sí mismo, debe ser reemplazada por una basada en el respeto, conociendo los intereses, deseos de nuestra pareja son válidas y cuando nos dicen No, es no.

Que el consumo de la prostitución es solo un medio de este sistema patriarcal, que nos quiere hacer ver como personas incontrolables sexualmente y justifica infidelidades y violencia.

Que la pornografía no es una herramienta de aprendizaje de la sexualidad, sino la cosificación de hombres y mujeres, su reducción a pene y vagina que hace daño en la vida cotidiana de hombres y mujeres. 

Que el aceptarse con necesidades emocionales puede cambiar el esquema de masculinidad tradicional y crear nuevas formas de relacionarse con las mujeres, en buenos términos de respeto, comprensión, comunicación, conciliación de intereses, abiertos al diálogo, solidaridad y corresponsabilidad.

  


ALGO SOBRE EL TAN DESEADO ORGASMO



La sexualidad es un verdadero deleite por lo que todas las personas quieren disfrutarla y llegar al tan preciado orgasmo. Antes se pensaba que este deleite (el orgasmo) era exclusivamente de los hombres y las mujeres solo un instrumento (objeto masturbatorio) ya que no se preocupaba de sus afectos, sentimientos y emociones. Es a partir de la década de los 60 que la mujer comienza a pedirle a la sexualidad todo, sobre todo la gratificación, y es a partir de esto que hombres y mujeres están interesados en vivir el orgasmo.

Se puede describir el orgasmo como un estremecimiento intenso y culminante que sigue a una acumulación de excitación y concentrada en la zona genital y que precede a un estado de total relajamiento y satisfacción, pero mucho más importante que los cambios fisiológicos que se producen, son las sensaciones subjetivas que experimenta la persona durante estos breves momentos. La sensación de placer que se percibe y en general, la calidad de la experiencia sexual depende de la interpretación que la persona haga de sus propias respuestas fisiológicas.

Preocupa a las personas, en especial a los hombres, el poder identificar cuándo su pareja llega al orgasmo o si realmente lo consigue o no, afortunadamente no hay forma de saberlo. En líneas generales, las conductas que llevan a cabo tanto hombres como mujeres cuando experimentan un orgasmo son tan variadas (jadeos, gritos, movimientos en silencio, total pasividad y otros), que no es fácil, al menos con parejas no habituales, el reconocer inequívocamente la presencia del orgasmo. Si tienes alguna duda, lo mejor es que se lo preguntes a tú pareja de forma directa. La falta de comunicación que puede haber en una pareja, hasta el punto que se simule el orgasmo para engañar al otro, o que se preocupe por si alguno lo hace, es el problema realmente importante.

El objetivo de una sexualidad adecuada no es conseguir una meta o un récord de orgasmos, sino el objetivo debe ser disfrutar de la relación en sí; el orgasmo puede ser un elemento incluido, pero no es en absoluto el único ni debe ser buscado en exclusiva. La preocupación debería ser qué debo hacer para que ambos consigamos placer, intimidad, para disfrutar de la relación sexual.

Conseguir un orgasmo en pareja depende de muchos factores como son el tiempo que estás con tu pareja, el conocimiento de tu cuerpo y el de tu pareja, la percepción de ambos frente a la sexualidad. Y entender que para lograr un orgasmo, lo primero es no esforzarse y no pensar en que es una meta única de la relación sexual. No pensarlo o vivirlo como una obligación, dejar a tu mente y a tu pareja explorar, ya que las preocupaciones y expectativas exageradas bloquean la actividad y la mente y no lograran nada más que ansiedad en vez de placer.

Muchas mujeres necesitan más tiempo para llegar al orgasmo, los hombres se excitan mucho más rápido y centran la sexualidad en  relaciones sexuales eyaculatorias, en la que todo el acto termina con la eyaculación del hombre y listo, queriendo y muchas veces forzar a la pareja a que terminen juntos o antes, nunca después o no lograrlo, ya que desde el imaginario del hombre lograr esto valida la virilidad.

Para alcanzar el orgasmo, lo más básico es no esforzarse y no pensar en que es una meta que se debe conseguir. No hay que vivirlo como una obligación; deja que tu mente se concentre en las sensaciones de cada momento. Tampoco es dar por sentado que se padece anorgasmia (falta de orgasmo)  sin haber acudido a la consulta con un especialista. No tengas prisa por llegar a la meta. Es conveniente aprender juntos y tratar de conocer el cuerpo de tú pareja. Enséñale a conocer el tuyo. Trata de ver cómo funciona. Lee sobre tu fisiología sexual. Explícale a tu pareja cómo te gusta que te acaricie. No eres un interruptor de la luz, ni un timbre. A pesar de la búsqueda y preocupación tan importante por el orgasmo en nuestra sociedad, la satisfacción sexual puede conseguirse sin orgasmo, y el ponerse como objetivo llegar a él puede implicar una seria barrea para conseguir disfrutar de la relación y también para conseguir llegar al orgasmo.