domingo, 2 de junio de 2013

MAPA MENTAL… ¿MEDIA NARANJA?


Preguntas como ¿puede prevalecer el sexo sin afecto? ¿Puede existir afecto sin sexo en una pareja?¿La duración de mi relación dependerá si tengo relaciones sexuales desde las primeras citas o las postergo hasta conocernos más? ¿Por qué me enamoro de este tipo de personas? O comentarios como…Yo tengo sexo muchas veces pero solo puedo hacer el amor con la persona que amo. Como mujer considero que solo puedo tener relaciones sexuales con la persona que siento que amo… y no podría hacerlo por hacerlo o por una calentura. Estoy esperando a mi media naranja. No faltan en el consultorio, por lo que hoy quiero compartir con ustedes algo sobre los mapas mentales que nos llevan a elegir cierto tipo de parejas y las famosas medias naranjas.

Partimos de que el amor tiene una base en el mapa de amor, cada persona tiene un patrón mental, que desarrollamos a partir de la primera infancia como respuesta a las influencias de la familia, las amistades, experiencias y asociaciones fortuitas que se dan en el contexto sociocultural donde crecemos. A lo largo de nuestro desarrollo, este mapa inconsciente va tomando forma y emerge como una imagen interna prototípica de la pareja ideal, que nos lleva a sentirnos atraídos por ciertas personas e influye en el gusto por cierto tipo de conversaciones, olores, sonidos, estímulos visuales y actividades eróticas que nos puedan resultar excitantes.


El aprendizaje sociocultural ha realizado discriminación en cuanto al género, de tal manera el hombre ha aprendido a asociar la intimidad con la sexualidad con el posible fin de llegar al afecto. La mujer por el contrario ha aprendido a asociar la intimidad con la afectividad con el posible fin de llegar a la sexualidad. Es así que llegamos a la relación de pareja en base al mapa amoroso que existe en nuestra mente inconsciente y domina nuestras reacciones y conductas sin que nos demos cuenta de ello. Tenemos presuposiciones automáticas respecto a lo que es la relación con otra persona, o cómo nos deberíamos sentir y qué deberíamos obtener.

Cuando se elige una pareja, conviene ser consciente sobre del “desde dónde” se está eligiendo. Esto se lo puede hacer recordando cuáles son los patrones de relación de pareja que predominan en nuestra familia, desde la relación de nuestros padres/madres, abuelos/abuelas. Si procedemos de una familia en la cual se han dado muchos divorcios y esto nos ha generado sufrimiento, podemos inclinarnos por alguien cuyo ideal sea mantener la unión a lo largo de la vida. Y ahí repetimos malas elecciones de pareja o conductas que no nos benefician en lograr una estabilidad en la pareja, sino más al contrario, seguimos repitiendo inestabilidades generacionales por la mala elección para pareja.

Se puede elegir desde la percepción de una cualidad que “garantiza” que no se va a sufrir por lo que se sufrió en la infancia, o que nos va a procurar lo que no tuvimos. De que también socialmente nos quieren convencer con el mito de la Media naranja, o el mito de la fusión. Ser uno/a solo/a con el/la otro/a. Cargados con esta creencia podemos pasarnos la vida buscando a nuestro/a otro/a yo perdido, buscándonos fuera de nosotros/as mismos/as y persiguiendo a nuestra mitad. Quien no encuentra su pareja, está incompleto y es compadecido. Por eso es que nos aferramos a malas relaciones sexuales y de pareja, que solo nos llevan a la decepción y pensando que solo hay una persona que nos pueda amar, pues llegamos a la resignación amorosa a conformarnos a que nos amen de una manera que no quisiéramos o que no nos agrada.

Las metáforas de las medias naranjas y de las almas gemelas nos lanzan la idea distorsionada de que sólo existe una persona en el mundo que nos corresponde y que está destinada a hacernos felices. De ahí deriva también la angustia general para encontrarla, pues a veces con lo primero que encontramos nos queremos quedar, pensando en que ya no hay más.


Si somos mitades y existe un algún lugar del mundo nuestra mitad perdida, podemos pasarnos la vida buscándonos sin hallarnos. El mundo es tan grande y hay tanta gente que no podemos pensar que solo una nos podrá amar o podremos amar, si logramos liberarnos de esa confusión, entonces las relaciones de pareja que emprendemos si se vuelven difíciles podemos pensar: “Es que no era mi mitad” y así abandonar y continuar buscando. Si no logramos librarnos de estos mapas amorosos dañinos seguiremos atados a relaciones amorosas y sexuales que solamente nos lastima emocionalmente.

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