domingo, 5 de mayo de 2013

LOS ESTILOS DE APEGO


LOS ESTILOS DE APEGO[1]


La noción de apego se refiere al proceso por el cual, a través de las experiencias tempranas, se establecen vínculos entre el infante y su cuidador que brinda seguridad y protección. Estas experiencias son internalizadas y pueden dar lugar a modelos o prototipos de comportamiento psicosocial (11)

La teoría del apego (Bowlby 1982) (Ainworth 1991) intenta explicar los efectos de los vínculos tempranos de protección en el desarrollo psicológico del neonato y el infante, así como las consecuencias de no contar con ellos.

La evaluación psicológica del apego plantea dos cuestiones básicas: poder determinar si el sistema de apego es normativo – vale decir, si está presente en el desarrollo de todas las personas – y si es dinámico e importante en las transiciones hacia la adolescencia y la adultez, si hay diferencias individuales en la expresión del sistema de apego en relación con  diferentes tipos de vínculos psicosociales en el curso del desarrollo.

Las perturbaciones severas en los vínculos madre – bebé son precursoras de la presencia de psicopatologías importantes en los años posteriores del desarrollo (12)


La teoría sobre el apego se focaliza en el estudio de los procesos a través de los cuales niños e infantes desarrollan sentimientos de confianza en la protección paterna y/o adulta.

Los comportamientos de apego hacen posible la aproximación del niño a la figura cuidadora y protectora (generalmente la madre); algunos de ellos (sonreír, vocalizar) son señales que alertan al adulto sobre el interés del niño en la interacción y promueven el acercamiento. Otros comportamientos como el llorar, suelen ser aversivos y promueven el acercamiento de la figura adulta a fin de lograr poner fin a ellos. Por último, frente a situaciones en las que el infante persigue o se acerca al cuidador, cabe hablar de comportamientos infantiles activos. Las conductas de apego no están asociadas con el proceso de alimentación y el hecho de que se establezcan vínculos de apego con figuras adultas maltratadoras sugiere que el sistema no está motivado por la obtención de placer, de forma similar a la noción de Piaget sobre la motivación inherente del niño por la exploración (13)

Dos tipos de variables logran activar el sistema de apego, uno está relacionado con el propio niño (fatiga, hambre, enfermedad estrés) otro con el ambiente o contexto (presencia de situaciones amenazantes).

Para la mayoría de los niños el contacto con la figura adulta es suficiente para desactivar el sistema, si el sistema de apego ha sido activado con mucha intensidad, el contacto con la madre lo finaliza, pero en circunstancias en las que la activación ha sido moderada, escuchar la voz del adulto o una figura protectora substituta pueden ser suficientes. En ambos casos, la figura materna protectora es percibida como un cielo seguro al que se retorna en situaciones problemáticas.

La organización del sistema de apego requiere la conformación de representaciones mentales de las figuras de apego, de sí mismos y del contexto, todas ellas fruto de experiencias concretas.

A pesar de que el sistema de apego se constituye en todos los sujetos, no todos ellos logran estructurar apegos seguros; existen diferencias individuales. El apego seguro se logra en la medida en la que el niño tiene una representación mental de una figura cuidadora accesible cuando la necesita, en tanto que el denominado inseguro carece de esa representación.

Es un sistema de control motivacional – conductual – evolucionista y adaptativo. Tiene como objetivo la promoción de la seguridad en la infancia y la niñez a través de la relación del niño con una figura de apego, su cuidador. El concepto de apego incorpora componentes sociales, emocionales, cognitivos y conductuales; es una propiedad de las relaciones psicosociales donde un sujeto más débil y menos capaz confía en la protección que le brinda otro sujeto más competente y poderoso. Ambos sujetos desarrollan vínculos emocionales recíprocos y construyen una representación interna de la relación vincular (14)

El sistema de apego se activa en momentos de peligro, estrés y novedad y su finalidad es propiciar y mantener la proximidad y el contacto con la figura de apego. Se mantiene activo durante todo el tiempo y está continuamente monitoreado por el ambiente y por la disponibilidad de figuras de apego. Lo que se denomina Fenómeno De base segura a esta interacción entre el niño y su cuidador y lo postularon como central en la teoría del apego SISTEMA PROTECTOR.

Las afiliaciones constituyen experiencia de amistad y buena voluntad, el deseo de hacer cosas en compañía de otra persona y es esperable que se pongan en funcionamiento cuando el apego no está activado.

Es posible que existan varias figuras de apego, sin embargo, hay un sesgo a tener una jerarquía de preferencias en la que existe una figura central principal de apego. Ainsworth identifico tres patrones básicos de apego en la infancia a los que denomina seguro, evitativo y resistente o ambivalente (15)

Una relación de apego seguro facilita el funcionamiento y la competencia exterior a ella misma; hay una búsqueda de una experiencia de seguridad y comodidad en la relación con un compañero. Si esto está disponible, el individuo es capaz de apartarse de la base segura, con la confianza de poder comprometerse en otras actividades.
Los sistemas de apego infantiles son similares en su naturaleza, a los que más tarde se ponen en juego en las relaciones amorosas y, en realidad, señala pocas diferencias entre las relaciones cercanas, sean estas entre padres e hijos o entre pares.
Los vínculos de apego se distinguen de otras relaciones en el hecho de que proveen sentimientos de seguridad y pertenencia, sin los cuales habría aislamiento e inquietud. Su función es distinta al de las relaciones que proveen guía o compañía, gratificación sexual, compartir intereses o experiencias comunes, sentimientos de competencia o alianzas y asistencia. Los elementos comportamentales del apego en la vida adulta son similares a los observados en la infancia. (16)

Un adulto muestra un deseo hacia la proximidad de figuras de apego en situaciones de malestar. Siente bienestar ante la presencia de esa figura y ansiedad si ésta es inaccesible. La aflicción es esperable ante la pérdida de una figura de apego.

El apego consiste en un espontáneo acercamiento e interacción de la madre con su cría, la cual es protegida y cuidada por ella hasta que se encuentre en condiciones de sobrevivir solo. Los modelos de apego, preparan el terreno para la instalación de estrategias desadaptativas en la resolución de problemas existenciales de separación y pérdida. (17)

La diferencia entre el apego adulto – adulto y niño – adulto, reside en que el sistema de conductas del adulto es recíproco: los adultos no son asignados a tomar el rol de figura de apego/cuidador o individuo apegado/receptor. Tanto la conducta de apego cuanto la de cuidado son observables en los adultos, y las parejas oscilan entre los dos roles. Este potencial para la reciprocidad agrega complejidad a la medición psicológica del apego adulto. La hipótesis central de la teoría del apego es que las relaciones tempranas entre padres e  hijos son los prototipos de las relaciones amorosas de la adultez.

West y Sheldon – Keller señalan 3 características que diferencian el apego infantil del adulto.

  1. En los adultos generalmente se produce entre iguales pares
  2. En la adulta el apego no predomina sobre otros sistemas relaciones, como sucede en la infancia
  3. En la adultez incorpora la relación sexual
Durante la niñez y la infancia la relación es complementaria con los comportamientos de búsqueda de cuidado, pero suele ser inhabitual y protección, permanece constante a lo largo de la vida, aunque los mecanismos para llevarla a cabo varían y se desarrollan con la madurez.

El sistema conformado por los vínculos de apego sólo puede entenderse si se tiene en cuenta sus interrelaciones con otros sistemas: el exploratorio, el social o de afiliaciones y el de cuidados o protección que proviene de las posibilidades que ofrece el adulto que brinda o no seguridad y protección (18)

Un comportamiento de apego hace referencia a la conducta que promueve aproximación hacia la figura de apego, en tanto que el sistema de comportamientos de apego alude a la organización de todos ellos en la subjetividad personal, un vínculo o lazo de apego implica una relación afectiva.

Ainsworth describe el lazo o vínculo de apego no como diádico sino como una característica individual relacionada con una representación personal interna. No se trata de una relación entre dos personas sino de un vínculo con otra persona percibida como más fuerte y más capaz. Una persona puede sentirse apegada hacia otra que no la percibe como vínculo de apego. Es el caso de la mayoría de las relaciones padre/madre – hijo.

A lo largo del ciclo vital los individuos construyen importantes vínculos afectivos que no son necesariamente relaciones de apego. Un vínculo afectivo generalmente es permanente, no transitorio, implica a una persona en particular que no es cambiable por otra; es emocionalmente significativo. Además puede decirse que el individuo desea mantener la proximidad y el contacto y siente malestar ante una separación involuntaria.

El vínculo de apego permanece aún cuando no puedan observarse comportamientos de apego. Es importante no confundir la fortaleza de los comportamientos de apego con la de un vínculo de apego (19)
El apego es sólo una de las características del vínculo del niño con la figura materna; es el componente que se relaciona con la seguridad y la protección en circunstancias estresantes. No debe suponerse que exista un lazo de apego aunque la relación pueda contener algún componente del mismo. Las amistades no necesariamente indican la presencia de vínculos de apego (20)


[1] Maria Martina Casullo, Mercedes Fernandez Liporace 1ed. Bs. As. Jve 2005 144p

No hay comentarios: