domingo, 5 de mayo de 2013

¿LA PRUEBA DE AMOR?



Es el “gran momento”, el “hito” que marcará el paso a una nueva y definitiva dimensión en la vida sexual. Quizá por ello esta “primera vez” se lo ha imaginado social y culturalmente como un  momento “maravilloso”, “único”, “mágico”. Existe un supuesto que toda persona sabe de forma espontánea cómo es y cómo realizar la relación sexual coital, que no tiene nada que aprender y basta con que se dé la ocasión para que el resultado sea “satisfactorio”.

Estos imaginarios se contradicen al tener conversaciones de café, de universidad, de colegio y sobre todo en el consultorio, porque en muchos casos son todo lo contrario. Con frecuencia se refieren a esta primera vez como “…tanto lio para eso…” “…estuve con mucho miedo que no disfrute nada…” “… fue tan rápido que solo pensaba en terminar…” “… ja ja ja no sabía cómo ni por dónde empezar y recordaba lo que decían mis amigos y lo que vi en alguna película” “… solo hice como vi en películas y me dijeron los cuates cómo se debía hacer…” “… cuestión de entrar y salir y pare de contar…” Aunque el amor y el afecto sean insuperables y cada miembro de la pareja desee satisfacer al otro, es frecuente que no sepan cuáles son los deseos de su pareja y menos aún cómo satisfacerlos. Si a esto se añade el que las condiciones en que suele llevarse a cabo esta “primera vez” no son las idóneas, es difícil que esta sea algo maravilloso ¿Verdad?


Partamos de que para realizar adecuadamente cualquier actividad debemos tener un proceso de aprendizaje sumado a esto la práctica que será lo que determinará una adecuada realización de la conducta que requerirá cierta habilidad para llegar a desarrollar la experticia necesaria y realizarla adecuadamente; es así que en la primera relación sexual, por definición no hay práctica (es la primera vez) sumado a esto se tiene poca o ninguna base de educación sexual, y el desconocimiento del cuerpo de la otra persona, hombres que desconocen el cuerpo de las mujeres y viceversa y expectativas sociales hacia cada uno.

En el caso de los varones, se da por supuesto que sabe todo sobre las relaciones sexuales coitales, se le exige actuar de forma adecuada, que ha de controlar la situación y no se le permite dudar. Siendo que en la realidad no se le ha facilitado aprender apenas algo sobre sexualidad (desde lo biológico del cuerpo femenino y de su propio cuerpo) ni mucho menos de forma práctica. Por lo que muchas veces la ansiedad y el deseo de cumplir (visto como rendimiento más que afecto) dificulta su propia respuesta y facilita la aparición de problemas.

En el caso de la mujer, la situación no es mejor ya que se da por supuesto que no debe mostrarse muy activa y mucho menos tratar de controlar la situación. Sumado a la expectativa más habitual de que la primera relación sexual coital es dolorosa, sucia, se desgarra el himen, se sangra (se relajan menos preocupadas por identificar la aparición del posible dolor)  y se comienza un camino sin retorno: dejar de ser virgen. Entonces acceder a esta primera relación con estos prejuicios no parece ser la mejor preparación para disfrutar el momento, más aún si se añade el miedo a quedarse embarazada. En general no debe considerarse el dolor en la primera relación como algo “normal” o “necesario”; en la mayor parte de los casos no tiene por qué ser así. Es más si aparece, es conveniente prestarle atención, porque en algunos casos puede ser producto de un desgarro o lesión que tienen poco que ver con la ruptura del himen. El que duela o no, no quiere decir nada sobre la sexualidad de la mujer, ni sobre la normalidad o anormalidad del acto, ni sobre lo que sucederá en coitos posteriores.

Es así la necesidad de fomentar una actitud más honesta y sincera en la pareja que podría ser la de compartir intereses, deseos, miedos, conocer a la  pareja, y de esta manera evitar estos problemas, falsas expectativas que pueden entorpecer nuestras relaciones sexuales futuras. No se puede presuponer que lo que tu deseas, tu pareja también lo desea, por eso siempre tienes que preguntar, escuchar y respetar lo que responda y quiera.


No hay comentarios: