domingo, 3 de febrero de 2013

LA ENTREVISTA PSICOLÓGICA (I)

ENTREVISTA INICIAL 

Se recomienda comenzar con una técnica directiva en el primer momento de la entrevista correspondiente a la presentación mutua y a la aclaración del encuadre por parte del psicólogo y luego operar con la técnica de entrevista libre, para que el paciente tenga la oportunidad de expresar libremente el motivo de su consulta. En el último momento de esta primera entrevista, se debe forzosamente adoptar una técnica directiva para poder rellenar las lagunas, dudas o vacíos que vayan quedando. Y para esto cada psicólogo debe aprender cuál es el momento oportuno en que debe permanecer en la actitud adoptada o cambiarla, para hablar o callar y escuchar Se caracteriza la entrevista inicial como semidirigida, que es cuando el paciente tiene libertada para exponer sus problemas comenzando por donde quiera, prefiera y lo que desee.

El entrevistador interviene con el fin de:
a) Señalar algunos vectores cuando el entrevistado no sabe cómo empezar o cómo continuar. Haciendo preguntas amplias, que no sean respondidas por un sí o no, sino que permita ampliar la información
b) Señalara situaciones de bloqueo o paralización por incremento de la angustia para asegurar el cumplimiento de los objetivos de la entrevista
c) Inquirir acerca de aspectos de la conducta del entrevistado a los que éste no se ha referido espontáneamente, acerca de lagunas en la información que el paciente ha suministrado y que se consideran de especial importancia, o acerca de contradicciones, ambigüedades y verbalizaciones oscuras.

La entrevista semidirigida permite conocer exhaustivamente al paciente y porque responde a la necesidad de extraer de la entrevista ciertos datos que nos permitan formular hipótesis, planificar la batería de test e interpretar posteriormente con mayor precisión los datos de los test y de la entrevista final. La correlación entre lo que el paciente (y sus padres en el caso de adolescentes) muestra en la primera entrevista, lo que aparece en los test y lo que surge en la entrevista devolutiva, brinda un importante material diagnóstico y pronóstico.
Los objetivos de la entrevista inicial son:
1. Percibir al paciente tal como se nos aparece en el primer contacto con nosotros, ver si esta primera impresión se mantiene a lo largo de toda la entrevista o cambia y en qué sentido. Se considera lenguaje corporal, vestimenta, gestos, manera peculiar de estar quieto o moverse, su semblante, etc.

2. Atender a lo que verbaliza: qué, cómo y cuándo verbaliza y con qué ritmo. Cotejar esto con la imagen que trasmite a través de su manera de hablar cuando solicita la consulta. Apreciar las características de su lenguaje: la claridad o confusión con que se expresa, la preferencia por términos equívocos, imprecisos o ambiguos, la utilización del tono de voz. Es importante tener en cuenta qué aspectos de su vida elige para comenzar a hablar, a cuáles se refiere preferentemente, cuáles provocan bloqueos, ansiedad, etc. Todo lo que indica un desvío respecto del clima reinante con anterioridad.

Lo que exprese como motivo manifiesto de consulta pueden mantenerse. Anularse, ampliarse o restringirse durante el resto de esta primera entrevista o del proceso constituye otro dato importante. El paciente incluye en su verbalización los tres tiempos de su vida: pasado, presente y futuro, esto es importante para apreciar la capacidad de insight del paciente respecto de unir su pasado con su presente y su porvenir. La persistencia en la evocación del pasado puede convertirse en una fuga defensiva que evita tomar insight con lo que está ocurriendo en el aquí y ahora consigo. O si la fuga de idea es hacia el futuro.

La actitud que resulta más productiva es centrarse en el presente y desde allí tratar de integrar el pasado y el futuro del paciente con lo que se aprecia la plasticidad con que cuenta para entrar y salir de cada secuencia temporal sin angustiarse demasiado. Esto de por sí es un elemento indicador de buena capacidad de integración y como tal buen pronóstico.

3. Establecer el grado de coherencia o discrepancia entre todo lo verbalizado y todo lo que captamos a través de su lenguaje no verbal (vestidos, gestos, etc.) lo que expresa no verbalmente es algo real pero mucho menos controlado que las verbalizaciones. Tal cotejo puede informarnos acerca de la coherencia o discrepancia entre lo presentado como motivo manifiesto de consulta y lo que percibíos como motivo subyacente.

4. Planificar la batería de test más adecuada en cuanto a: A) elementos a utilizar (cantidad, calidad de los test elegidos) b) secuencia (orden de administración) y c) ritmo (número de entrevistas que calculamos serán los necesarios para la administración de los test elegidos)

5. Establecer un buen rapport con el paciente como para reducir al mínimo la posibilidad de bloqueos o paralizaciones y crear un clima preparatorio favorable para la administración de test.

6. A lo largo de toda la entrevista es importante captar lo que el paciente nos transfiere y lo que esto suscita en nosotros, los aspectos transferenciales y contratransferenciales del vínculo. Es así mismo importante poder detectar qué tipo de vínculo trata de establecer el paciente con el psicólogo: si trata de reducirlo, confundirlo, evitarlo, mantenerse a distancia, depender excesivamente de él. Etc., porque esto indica de qué manera específica siente su contacto con él (peligroso, invasor, material, etc.) Contratransferencialmente surgen en el psicólogo ciertos sentimientos y fantasías de importancia vital para la comprensión del caso, que permiten determinar el tipo de vínculoobjetal que opera como modelo interno inconsciente en el paciente.

7. En la entrevista inicial (cuando es con niños, adolescentes) con los padres del paciente es importante detectar también cuál es el vínculo que une a la pareja, el vínculo entre ellos como pareja y el hijo, el de cada uno de ellos con el hijo, el de éste con cada uno de ellos y cómo pareja, el de la pareja con el psicólogo. Otro vínculo es el que tratan de inducirlo a establecer con el hijo ausente y todavía desconocido (lo que nos dicen de él)

8. Estimar la capacidad de los padres de elaboración de la situación diagnóstica actual y potencial. Se debe apreciar si ambos o uno, y cuál de ellos puede promover, colaborar o por lo menos aceptar las experiencias del hijo en caso de que comience una terapia. Es importante detectar la capacidad (27) de los padres para aceptarlas en la medida, calidad y momento en que se den, pues de ellos depende muchas veces la iniciación y, especialmente, la continuidad de un tratamiento.

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