domingo, 31 de marzo de 2013

FANTASÍAS SEXUALES EN LA PAREJA



Las fantasías son imágenes, pensamientos generados en nuestra mente que de alguna manera nos sirven para estimularnos en las relaciones sexuales o cuando nos autoestimulamos, y es algo que se presenta tanto en hombres y mujeres. Las  fantasías  permiten aislarnos de las exigencias y el estrés de la vida cotidiana y generar imágenes agradables y excitantes. Sin embargo en muchos casos si se las realiza en vez de animar a la persona pueden generan frustración, o podrían generar un conflicto si esas imágenes son constantes, y se vuelven la única forma de estimulación y tu pareja se va perdiendo en sus relaciones sexuales y solo aparecen las fantasías. Generando un sentimiento de insatisfacción o resignación hacia tu pareja resquebrajando y deteriorando la relación de pareja. Por lo que será importante que se pregunten si hay algo en sus relaciones sexuales que no se  están satisfaciendo, conversen y/o  puedan acudir a un especialista para que les apoye.

Las fantasías sexuales ocupan un lugar importante en la vida sexual de cualquier persona. La fantasía no sólo es un motor que estimula y suscita comportamientos sexuales concretos, sino que en sí misma es una parte genuina de la sexualidad que se mantiene desde la sexualidad más temprana hasta las últimas de la vida. En los momentos de más actividad sexual, las fantasías contribuyen a generar y mantener comportamientos sexuales satisfactorios y en momentos de soledad o aislamiento, la fantasía suple eficazmente una parte de vida íntima que produce satisfacción y bienestar.

Hombres y mujeres suelen fantasear durante el coito con posibilidades imaginarias que la mayor parte de las veces no confiesan a sus parejas. En casos estos vuelos de la imaginación, a veces involuntarios y otros fomentados por la persona, suelen ser adornos o modos de embellecer o compensar la realidad que no resulta del todo satisfactoria o que no se ha conseguido que se adapte para producirle más placer.

A través de las fantasías sexuales, se puede ensayar mentalmente, diversos comportamientos apetecibles, que no se atreve a expresar o no son susceptibles de realización. en la fantasía, uno puede saltarse ciertas normas del pudor y explorar y dar rienda suelta a sus deseos más ocultos, por lo que es frecuente que las personas se imaginen practicando conductas poco  habituales o aspectos de la sexualidad no del todo social y culturalmente aceptable o el deseo de ser completamente irresistible para alguien. Es importante reconocer que la función de todos estos deseos se cumple por el mero hecho de imaginarlos, de forma que si una persona tratase de ajustar su conducta sexual real al contenido de sus fantasías puede que la mayoría de las veces se encontrase con frustraciones y desajustes.

Es difícil  mantener una separación nítida entre imaginación aceptable e imaginación anómala, aunque es previsible que las amistades y el profesional le llame la atención si escucha una persona que relata que no consigue excitarse a no ser que se imagine recibiendo o infringiendo un gran daño físico, o tener relaciones sexuales con animales, extraterrestres o niños. Es por esto que conviene no olvidar que las fantasías sexuales se aprenden y consolidan mediante la práctica la cual se ve reforzada mediante la satisfacción que produce la descarga orgásmica. Por ello, el valor erótico de todas estas imágenes, ensoñaciones y fetiches se va consolidando poco a poco hasta el punto, como ocurre en algunas parafilias, de que el individuo es incapaz de lograr satisfacción sino aparecen determinados estímulos externos o internos que se han convertido en clave para la secuencia erótica.

Fantasear puede ser muy sano para una relación. Es normal que la rutina de las relaciones día tras día, tarde tras tarde y noche tras noche con la misma persona y por años se haga presente y ahí la fantasía permite dar rienda suelta a los deseos sin ser infiel ni lastimar a la otra persona. La única señal a la que deberías prestar atención es que necesitas fantasear siempre para poder excitarte. Si ese fuera el caso, sugeriría que intentaras reanimar tu vida sexual con tu pareja o replantearas tu relación, y buscar un especialista para que los ayude.


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