domingo, 2 de febrero de 2014

SEXO POR SEXO (SEXO SIN RESPONSABILIDAD)

…Que píldoras del día después… que se legalice el aborto… es tu vida tú decides… la decisión está en tus manos… y no sé cuantas cosas más se están escuchando diariamente, para tratar de controlar lo que ya se nos escapo de las manos, la educación de y para la sexualidad de las personas (hombres y mujeres de todas las edades), queriendo dejar de lado el verdadero problema, y buscando remedios caseros que no resuelven nada, sino complican más la vida de las personas. Se sigue promoviendo las relaciones sexuales irresponsables, sin que medie afecto, ni respeto a la otra persona, solo una visión mercantilista y machista de la sexualidad ya que se  propone tener relaciones sexuales con alguien y si no te gusta te buscas otra… tan fácil como eso.

Parto este artículo pensando que el ser humano es un animal sexual. La biología lo impulsa, como animal natural, a perpetuar la especie, teniendo la capacidad de elegir si vivir y practicar su sexualidad o no. La decisión personal de cada individuo y las causas de su comportamiento son muy variadas.  


Olvidamos que hacer el amor debe ser un acto de entrega, de compenetración, de confianza. Y solo se da cuando la pareja funciona, no cuando solo es tener contacto sexual con otra persona, por experimentar, por pensar que la juventud solo se vive una vez o que las hormonas son incontrolables, o que si todos lo hacen por qué uno no debería hacerlo. Es muy importante hacer planes juntos, entender la sexualidad como algo más allá del coito y sobre todo, hablar con confianza con la pareja y consultar con médicos y especialistas si surge algún problema o duda a nivel sexual.

Para esto uno de los elementos importantes es que uno se conozca y se escuche a sí mismo, saber cuáles son sus puntos de placer y aprende a comunicárselos a la otra persona, detenerse y darse un tiempo para uno mismo, conocernos como personas, saber cuáles son nuestros objetivos, sueños, capacidades y actitudes y, también, cómo somos respecto del sexo, qué es lo que nos gusta y nos hace sentir bien. Además que el disfrute no es sólo lo que hacemos, sino la actitud que tomamos, y la conciencia que hagamos respecto a que la sexualidad es algo propio e individual, por lo que debemos conocernos muy bien y responsabilizarnos de nuestra felicidad para poder encontrarnos con otra persona. Cuanto mejor estemos con nosotros mismos y más nos amemos, mejor serán nuestras relaciones interpersonales y obviamente las sexuales.

Este aprendizaje sexual y de poderlo disfrutar con otra persona no es algo innato sino que se desarrolla y se alimenta siempre que nos hagamos responsables de ella, se la puede aprender y mejorarla, siempre que estemos dispuestos a conocer mejor nuestra sexualidad y explorar los propios deseos y auténticas necesidades, sin prejuicios ni falsos mitos, es por eso que este proceso debe hacerse respetando el ritmo de cada uno, lo cual quiere decir que toma algún tiempo. Es muy importante considerar un intercambio gradual de confianza, acercamiento y mutuo acuerdo hasta donde se puede llegar en cada encuentro.

Las relaciones precipitadas por encuentros casuales, apuestas, aventuras de vacaciones o para experimentar un sexo de ocasión no dejan mayor satisfacción y terminan tan rápido como comenzaron, se encienden las hormonas y precipitan los hechos, convirtiéndose en barreras para aprender sobre la verdad de la plenitud del placer sexual, sumado a esto tenemos el factor esencial para la aparición del erotismo que se reproduce tan rápido que lo único que importa en las formas de la sexualidad es el orgasmo. La prontitud por alcanzar la satisfacción física olvida el carácter profundo del erotismo. El misterio no tiene cabida en una sociedad que ha transformado las relaciones sociales a largo plazo por simples clics que posibilitan la autoexploración física. Lo erótico, lo místico, lo misterioso de la sexualidad se encuentra recluido y apresado por la afición a la imagen, a la rapidez e inmediatez.


Lo último que pensamos es que nuestra sexualidad puede ser una manera de expresar nuestra espiritualidad, pasión por la vida, moralidad y ética. Tendemos a darle más importancia a ser buenos anfitriones de una fiesta que a ser amantes éticos. Cuando organizamos una fiesta en casa queremos brindar lo mejor. Sin embargo, cuando decidimos compartir nuestro cuerpo con alguien, muchas veces le brindamos mucho menos calidez, mucho menos consideración a esa persona que a un invitado de casa. No nos damos cuenta que nuestra sexualidad es una extensión de quienes somos.

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