sábado, 16 de octubre de 2010

DERECHOS HUMANOS


I. INTRODUCCIÓN

En el transcurso de la historia, cuando los seres humanos han sentido que sus justas aspiraciones y necesidades no son satisfechas se han levantado para exigir que se les respete como personas. Estas exigencias asumen la forma de luchas sociales que reclaman derechos, noción en la que se reconoce que una persona tiene un atributo, en razón de su condición humana; de allí que los derechos sean reconocidos tanto por la costumbre (derecho consuetudinario), como por normas escritas (derecho positivo)

En el capitalismo se introducen necesidades nuevas, cuantitativas y alienadas, y los grupos que ven su existencia limitada y subyugada plantean demandas que responden a necesidades no satisfechas o no consideradas por el modelo económico; en el transcurso de la historia éstas van siendo consideradas como reivindicaciones o derechos contenidos en las leyes nacionales y posteriormente, en el siglo XX, en instrumentos de carácter internacional.

Los derechos humanos se refieren a las obligaciones que los Estados deben asumir para garantizar condiciones de vida dignas a sus ciudadanos y ciudadanas. Desde el nacimiento, todas las personas tenemos los mismos derechos inalienables y que articulados forman el sustento del sistema de vida democrático. Son principios reconocidos universalmente, que procuran preservar la calidad de vida de todas las personas, definiendo derechos y limitando la actuación del Estado, estableciendo obligaciones públicas ineludibles.

Los derechos humanos son un conjunto de normas y preceptos basados en valores que hacen a la condición libre, igual y digna que poseemos todos los seres humanos, sin importar nuestro sexo, raza, religión condición social, ideas políticas, tradiciones, costumbres, opción sexual o genérica y cualquier otra característica. Son normas aplicables a toda la humanidad y se deben imponer como principio regulador entre todos los seres humanos. El Estado está obligado a respetar y garantizar estos derechos.

La intolerancia y la discriminación son parte de las violaciones a los derechos humanos y se manifiestas en nuestros comportamientos diarios que se han vuelto invisibles para nuestros ojos
Son los Derechos básicos, universales que necesitamos los seres humanos para lograr la condición de ser. son de hecho inherentes al género humano. Históricamente estos derechos han sido violados, lo que hizo necesario codificarlos. Esto no garantiza su respeto, pero los entendemos como una herramienta a favor de los que sufren atropellos.

Como seres sociales, nuestros comportamientos afectan al conjunto de la sociedad y por ello tenemos que vivir ejerciendo y contribuyendo al desarrollo de una cultura de respeto de los derechos humanos, ninguna persona es más ni menos humana que otra, todos somos iguales en esencia y tenemos los mismos derechos y obligaciones.

Siempre que pensemos en derechos humanos tendremos que hacernos, entonces una pregunta anterior referida a las necesidades concretas que se quieren satisfacer. No todas las necesidades de los seres humanos están positivadas, es decir, contenidas en documentos, normas o leyes. Hay muchas que inclusive se escribieron prescindiendo de necesidades muy importantes, como por ejemplo las de las mujeres y los niños y niñas. La necesidad es anterior a la norma escrita. La necesidad procede al derecho. Más que una lucha por derechos o normas escritas, nuestra acción debe buscar el rescate de un ser humano capaz de satisfacer sus necesidades, tanto cualitativas como cuantitativas.


Mientras los derechos humanos viven en la inmovilidad y universalidad indiferenciada de una Declaración, las necesidades básicas del hombre habitan la realidad, en movimiento y contradictoria, de las condiciones mínimas de vida. No obstante, las declaraciones de derechos humanos, como todo derecho, no están al margen de esa realidad; constituyen al menos el reconocimiento por parte del Estado de su compromiso de satisfacer en sus términos y con su interpretación, ciertas necesidades; compromiso sin el cual la justificación de legitimidad de cualquier organización política contemporánea descansaría sólo en la fuerza.

Los derechos humanos son también un programa o, si se quiere, el diseño de un proyecto colectivo forjado de metas específicas. Y en la búsqueda de su viabilidad, ese proyecto se ha venido traduciendo en normas, leyes y convenios a través de los cuales los Estados, en nombre del bien común y en representación de las sociedades los formalizan como compromisos y obligaciones y asumen el rol de promover y garantizar que todas las personas tengan la potestad de hacer o dejar de hacer aquellos actos que son esenciales a su dignidad.

Puede parecer paradójico, pero para avanzar hacia la universalidad de los derechos humanos es necesario tener una clara comprensión de su historicidad, es decir, de la manera en que las especificidades de tiempo y lugar, precisamente, definen los alcances y limitaciones del sistema normativo y determinan sobre todo los desafíos que cada sociedad enfrenta para ponerlos en vigencia.

La cualidad histórica o historicidad de los derechos humanos puede ser comprendida tomando en cuenta cómo y cuándo fueron formulados (positivados) y cómo fueron recibidos y aplicados por una sociedad cuyas características también han ido cambiando. Esto ayudará a comprender las dimensiones históricas, llenas de prejuicios y esperanzas, que laten en su presente. Se trata de mirar los desafíos actuales que representan los derechos humanos como resultado de procesos previos, conflictivos y contradictorios, y por eso no exentos de tensión entre su universalidad, como aspiración, y su especificidad, como experiencia. Se trata de comprender los derechos humanos desde Bolivia y en Bolivia, es decir, en su historia, con el fin de orientar los esfuerzos qeu se deben hacer como país para que cada uno de los ciudadanos y ciudadanas cuente con la capacidad de ejercerlos y disfrutarlos.

DERECHOS HUMANOS EN BOLIVIA

Las ideas liberales que se introdujeron desde fines del siglo XVIII en la Audiencia de Charcas chocaron con concepciones y prácticas históricas arraigadas tanto entre la élite española y criolla como entre los grupos mestizos e indígenas. El individualismo liberal contradice las concepciones organizativas y administrativas que la sociedad colonial había desarrollado, así como el colectivismo de las diversas comunidades indígenas, muchas de las cuales, a pesar de su condición subordinada, lograron mantener sus formas de organización social y, sobre todo, sus concepciones del mundo. El ayllu, centro de la vida social, política, religiosa, económica y cultural de los pueblos del altiplano, siguió siendo el eje articulador de la sutoafirmación étnico - cultural.

La supervivencia del ayllu, cuyo origen más lejano se remonta a las culturas preincaicas de Wain y Tiahuanacu, adoptado por los señorios aymaras y respetado ampliamente como parte de la organización estatal de los incas, reafirmó el colectivismo como la base de la organización social de los pueblos andinos: "En el ayllu, el hombre no era considerado como una entidad individual, separado de la masa. Lo que imperaba era el concepto de colectividad; el hombre se diluía en la multitud como la gota de agua en el mar, con derechos y obligaciones colectivos o comunes. El derecho a la tierra, vivienda, matrimonio y vestido correspondía a todos por el simple hecho de existir, porque así convenía a la comunidad y no porque mengano fuera un individuo y mengano otro. La individualidad no era concebida, porque el hombre colectivizado es una persona sin rostro, imposible de ser particularizado" (Waldemar Espinoza 1997)

Para comprender las tensiones culturales que implica el reconocimiento de los derechos humanos en Bolivia es necesario, aun a riesgo de ser repetitivos, hacer referencia a las matrices socio históricas que configuran las prácticas de los individuos y grupos sociales.

Es indudable que la vigencia y la continuidad de la democracia permitieron que se desarrollen esfuerzos sistemáticos destinados a dar vigencia explícita y sostenida a los derechos humanos. Esto se refleja no sólo en los cambios constitucionales y la aprobación de nuevas leyes, sino también en la creación de instituciones con mandato específico para promover una mayor conciencia social e individual y fortalecer los mecanismos de vigilancia, denuncia y control de los poderes constituidos. Estas instituciones construyen su actividad sobre la experiencia previa de organizaciones de la sociedad, y por eso puede abrigarse la esperanza de qeu contribuirán a modificar el imaginario político popular. Es probable que la difusión de conocimientos sobre los derechos humanos rinda frutos positivos y que en un futuro no lejano sean percibidos como algo propio e irrenunciable, es decir, como constitutivo de la identidad social. Esa es la mejor garantía de su validez permanente.

En ese propósito, es necesario reconocer que existen prácticas culturales de larga data que tienen consecuencias limitantes para los derechos humanos. Las corrientes civilizatorias más importantes que han determinado hasta hoy el imaginario boliviano han sido tendencias colectivistas y autoritarias, que afirmaban, a menudo dem odo no explícito, la primacia del Estado, la comunidad y el partido político sobre el individuo. Sólo en los últimos años se observan intentos sistemáticos de universalizar los derechos humanos a partir del individuo, que es donde se asienta la concepción contemporánea de los derechos humanos.

Los primeros esfuerzos que buscan formular explícitamente los derechos fundamentales, el derecho a la vida, a la inviolabilidad de la esfera personal e íntima, los derechos de libre expresión, eunión y asociación, y otros similares, estuvieron y están dirigidos principalmente contra acciones arbitrarias e inhumanas del Estado y constituyen garantías dirigidas a evitar abusos del aparato gubernamental contra los ciudadanos. Se trata de una seri de garantias de tipo político para asegurar los valores proclamados por la ilustración y el racionalismo: la libertad, y la igualdad de los seres humanos.

El hecho histórico de que los derechos humanos se hayan originado en Europa Occidental no quiere decir que las otras culturas de la Tierra no los puedan comprender y adoptar plena y cabalmente. Los inventos tecnológicos, los descubrimientos científicos, las creaciones literarias, las costumbres y hasta los juegos se originan en un determinado contexto civilizatorio, pero se extienden por el resto del planeta y son adoptados como propios por las más diversas culturas, sin problema alguno de identificación.

Uno de los mayores obstáculos para la plena vigencia de los derechos humanos en Bolivia consiste en la pervivencia de hábitos cotidianos y valores que se inscriben en una tradición cultural de orientación colectivista en los más disímiles estratos sociales y poblaciones. No se trata de una diferenciación de carácter étnicoracial, sino de prácticas socio - culturales enraizadas en los hábitos y concepciones de diversos grupos, que incluso denotan resistencias al cambio cultural en medio de procesos de transformación técnicoeconómico. Como se sabe, los cambios inducidos por la tecnología son aceptados mucho más rápidamente, y hasta considerados como propios con relativa facilidad, mientras que las modificaciones referidas a la cultura propiamente dicha experimentan a menudo un rechazo popular de indudable relevancia política

II. BIBLIOGRAFIA

Plataforma Sudamericana de Derechos Humanos Democracia y Desarrollo; LOS DESC TAMBIÉN NOS TOCAN Ayudas para desarrollar talleres de sensibilización. Santa Fe – Bogotá 1999

Plataforma Sudamericana de Derechos Humanos Democracia y Desarrollo; LOS DESC: el pan de cada día; Santa Fe – Bogotá 1999

ALBISTUR, Mariana: SILVA, Alberto; Educación Popular y Derechos Humanos, Relato de una propuesta: Montevideo – Uruguay 2007

DEFENSOR DELPUEBLO; Derechos Humanos en Bolivia proceso y desafíos: La Paz – Bolivia 2003

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