domingo, 20 de agosto de 2017

APROXIMACIÓN A LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD
¿Cómo es usted como persona?
¿Cuál es su personalidad particular?
¿En qué medida se conoce a sí mismo?
¿Existen aspectos de su personalidad de los que no es consciente?
¿Piensan los demás que es usted tal como cree ser?
¿Cuáles son las virtudes y los defectos de su forma de ser?

Éstas y otras preguntas son fáciles de formular aunque difíciles de responder, ya que abordan directamente la esencia de lo que somos como seres humanos. La Personalidad es lo que nos hace como somos, y también lo que nos diferencia de los demás.


Si nos detenemos a pensar por un momento en nuestro comportamiento, podremos darnos cuenta de que a veces actuamos de manera poco lógica, inflexible, desconfiada, explotadora, agresiva, sumisa, falsa; altiva, incompetente, etc. Estas conductas no sólo nos afectan negativamente a nosotros mismos, sino también a otras personas de nuestro entorno.


La personalidad es el resultado de una serie de operaciones mentales: construir la imagen de uno/a mismo/a, dar significado al mundo, actuar, relacionarse con los demás, encontrar soluciones a problemas planteados por el entorno. Los mecanismos dedicados a estas operaciones pueden funcionar incorrectamente. Y cuando la disfunción se extiende a varias áreas de la vida social e interna, asume la forma de trastorno de la Personalidad.


Los trastornos de la personalidad, se caracterizan por ser patrones desadaptativos de pensamientos, sentimientos, percepciones y conductas que comienzan muy temprano en la vida y se perpetúan a lo largo del tiempo y a través de diferentes situaciones. Suelen constituir desviaciones importantes de lo que serían los patrones de vida normal y, especialmente, de comportamiento interpersonal dentro del grupo sociocultural al que pertenece el individuo.

En las últimas décadas, el estudio de la personalidad y sus trastornos ha sido un aspecto fundamental del abordaje de la psicología anormal.

Durante el trabajo clínico las personas se pueden encontrar con personas con todo tipo de patologías.

Algunas de ellas están sumidas en un episodio depresivo, y otras deben afrontar los efectos permanentes de traumas que superan lo que consideramos una experiencia humana normal.

Otras han perdido el contacto con la realidad y algunas solamente tienen problemas existenciales menores, que no pueden clasificarse como trastorno clínico.

En cualquier caso, aunque los problemas varíen, todas ellas poseen una personalidad.

La personalidad, y por ende los TP, quizá deban interpretarse como una cuestión dimensional más que categórica; esto implica que sus componentes (rasgos) existen en las personas normales, pero se acentúan en quienes padecen los trastornos en cuestión.

CARACTERÍSTICAS ESENCIALES DE UN TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD GENERAL

Existe un patrón de comportamiento y experimentación interna (pensamientos, sentimientos, sensaciones) duradero que difiere con claridad del propio de la cultura del paciente.
Este patrón incluye problemas del afecto (tipo, intensidad, labilidad, pertinencia), la cognición (el modo en que el individuo mira e interpreta su propia persona y el ambiente), el control de los impulsos y las relaciones interpersonales. Este patrón es fijo y encuentra aplicación amplia en la vida social y personal del afectado.

Presenta una duración de toda la vida, con raíces en la adolescencia o la niñez), existiendo una discapacidad o malestar (disfunción laboral/educativa, social o personal. Es así que el marco de referencia dual de los TP: inicio temprano (por lo general al final de la adolescencia) y naturaleza generalizada, de tal manera que las características del trastorno afectan aspectos múltiples de la vida laboral, personal y social

El DSM-5 conserva los 10 trastornos de la personalidad (TP) específicos que se incluían en el DSM-IV. Desde el DSM-III en 1980, los trastornos de la personalidad se han dividido en tres grupos:

Trastornos de la personalidad del grupo A

Las personas con TP del grupo A pueden describirse como retraídas, frías, suspicaces o irracionales (como siempre, en esta sección y en toda la Guía rápida, el número de página que sigue a cada elemento indica el punto en que comienza una discusión más detallada).

Paranoide. Estas personas son suspicaces y se ofenden con facilidad. Tienden a confiar poco y pueden imaginar que las afirmaciones inocentes tienen significados ocultos.

Esquizoide. Estos pacientes tienen poco interés en las relaciones sociales, cuentan con un rango emocional restringido y parecen indiferentes a la crítica o a los elogios. Con una tendencia a la soledad, evitan las relaciones interpersonales estrechas (lo que incluye las de tipo sexual)

Esquizotípico. Las relaciones interpersonales son tan difíciles para estos individuos que otros los consideran peculiares o extraños. Carecen de amigos cercanos y se sienten incómodos en las situaciones sociales. Pueden mostrar suspicacia, y tener percepciones o pensamiento inusuales, lenguaje excéntrico y afecto inapropiado.


 Trastornos de la personalidad del grupo B

Los afectados por TP del grupo B tienden a ser melodramáticos, susceptibles y a buscar atención; sus estados de ánimo son lábiles y con frecuencia superficiales. En muchas ocasiones tienen conflictos interpersonales intensos.

Antisocial. El comportamiento irresponsable y con frecuencia criminal de estas personas comienza durante la niñez o la adolescencia temprana, con ausentismo escolar, escapatorias del hogar, crueldad, peleas, destrucción, falsedad y robo. Además del comportamiento criminal, como adultos pueden omitir el pago de deudas o tener un comportamiento irresponsable en otros sentidos, actúan de manera irresponsable o impulsiva y no muestran remordimiento por su comportamiento.

Limítrofe. Estas personas impulsivas adoptan comportamientos que les generan daño (aventuras sexuales, gastos inapropiados, consumo excesivo de sustancias o alimentos).
Con un efecto inestable, en muchas ocasiones muestran ira intensa e inapropiada. Se sienten vacíos o aburridos, e intentan evitar de manera frenética el abandono. Sienten incertidumbre en torno a quiénes son, y carecen de la capacidad para mantener relaciones interpersonales estables.

Histriónico. En extremo susceptibles, vagos y desesperados por obtener atención, estos individuos necesitan reafirmar en forma constante su atractivo. Pueden ser egocéntricos y seducir por medios sexuales.

Narcisista. Estas personas se sienten importantes y con frecuencia muestran intranquilidad por envidia, fantasías de éxito o rumiación en torno a la singularidad de sus problemas. Su actitud prepotente y su falta de compasión pueden llevarles a aprovecharse de otros. Rechazan con intensidad las críticas, y necesitan atención y admiración constantes.


Trastornos de la personalidad del grupo C
Una persona con un TP del grupo C tiende a mostrarse ansiosa y tensa, con frecuencia con un control extremo.

Evitación. Estas personas tímidas se sienten heridas con tanta facilidad por las críticas que dudan involucrarse con otras. Pueden temer a la vergüenza de mostrar emociones o decir cosas que parezcan tontas. Pueden carecer de amigos cercanos y exagerar los riesgos que implican las actividades que difieren de sus rutinas usuales.

Dependiente. Estos individuos necesitan tanto la aprobación de otros que tienen dificultad para tomar decisiones por sí mismas o iniciar proyectos; incluso pueden mostrarse de acuerdo con quienes saben están equivocados. Temen al abandono, se sienten desamparados cuando están solos y se sienten destrozados cuando las relaciones terminan.
La crítica los hiere con facilidad, e incluso, se ofrecen de manera voluntaria para realizar tareas desagradables con la finalidad de ganar el favor de otros.

Obsesivo-compulsivo. El perfeccionismo y la rigidez caracterizan a estos individuos. Con frecuencia son adictos al trabajo, tienden a ser indecisos, son escrupulosos en extremo y se preocupan por los detalles. Insisten en que otras personas hagan las cosas a su manera. Tienen dificultad para expresar afecto, tienden a carecer de generosidad, e incluso, pueden resistirse a desechar objetos que ya no necesitan.


Criterios del DSM-IV PARA DIAGNOSTICAR UN TRASTORNO DE PERSONALIDAD

Un patrón permanente de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto. Este patrón se manifiesta en dos (o más) de las áreas siguientes:

1. Cognición (p. ej., formas de percibir e interpretarse a uno mismo, a los demás y a los acontecimientos).
2. Afectividad (p. ej., la gama, intensidad, labilidad y adecuación de la respuesta emocional).
3. Actividad interpersonal.
4. Control de los impulsos.

B. Este patrón persistente es inflexible y se extiende a una amplia gama de situaciones personales y sociales.

C. Provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

D. Es estable y de larga duración, y su inicio se remonta al menos a la adolescencia o al principio de la edad adulta.

E. No es atribuible a una manifestación o a una consecuencia de otro trastorno mental.


F. No se debe a los efectos fisiológicos directos de una sustancia psi coactiva (p. ej., una droga, un medicamento) ni a una enfermedad médica (p. ej., un traumatismo craneal).

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