viernes, 30 de septiembre de 2016

INTRODUCCIÓN A LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD

EXTRACTO

TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD EN LA VIDA MODERNA (Theodore Millon y otros) 2da Edición, España 2004

TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD: PRINCIPIOS CLÁSICOS

La personalidad es lo que nos hace como somos, y también lo que nos diferencia de los demás. De las personas que poseen alguna característica que las distingue suele decirse que tienen, «personalidad» o que «son todo un carácter». Otras personas no tienen personalidad». Según como nos afecten las reacciones de una persona, diremos que tiene «un buen carácter» o «tiene mal carácter”

Durante el trabajo clínico nos encontramos con personas con todo tipo de patologías. Algunas de ellas están sumidas en un episodio depresivo, y otras deben afrontar los efectos permanentes de traumas que superan lo que consideramos una experiencia humana normal. Otras han perdido el contacto con la realidad y algunas solamente tienen problemas existenciales menores, que no pueden clasificarse como trastorno clínico. En cualquier caso, aunque los problemas varíen, todas ellas poseen una personalidad. Los trastornos de la personalidad ocupan hoy en día un lugar preponderante en el ámbito diagnóstico y constituyen un área de estudio científico.


Una forma de investigar la definición de un término es examinar cómo su significado y su utilización han evolucionado a lo largo del tiempo. El término personalidad procede del vocablo latino persona, que originariamente se refería a la máscara que utilizaban los actores en el teatro clásico. Como la máscara asumida por el actor, el término persona sugería una pretensión de apariencia, es decir, la pretensión ele poseer rasgos distintos de los que caracterizan realmente a la persona que hay detrás de la máscara, al cabo del término persona perdió su connotación de pretensión e ilusión y empezó a representar no a la máscara, sino a la persona real o a sus características explícitas.

El tercer y último significado del término personalidad profundiza en la impresión superficial para iluminar el mundo interno, casi nunca manifiesto, y las características psicológicas ocultas do la persona.

A lo largo de la historia, el significado del término ha pasado de ser una ilusión de lo externo a referirse a una realidad extorna y. finalmente, a rasgos internos oscuros u ocultos. Este último significado es el más cercano al uso contemporáneo del término.

 Hoy en día, la personalidad se define como un patrón complejo de características psicológicas profundamente enraizadas, que se expresan do forma automática en casi todas las áreas de la actividad psicológica. Es decir, la personalidad es un patrón de características que configura la constelación completa de la persona.

 La personalidad suele confundirse con dos términos relacionados con ella: temperamento y carácter. Aunque en el lenguaje cotidiano los tres tienen un significado similar, el carácter se refiere a las características adquiridas durante nuestro crecimiento y conlleva un cierto grado de conformidad con las normas sociales. El temperamento, por el contrario, no es el resultado de la socialización, sino que depende de una disposición biológica básica hacia ciertos comportamientos. Puede decirse de una persona que tiene «un buen carácter » y de otra que tiene «un temperamento irritable». Por tanto, el carácter refleja el resultado de la influencia de la educación, mientras que el temperamento representa la influencia de la naturaleza, físicamente codificada.

 El concepto de trastornos de la personalidad requiere el entendimiento previo de papel que desempeñan en el estudio del comportamiento anormal. El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM) está considerado por los psiquiatras y psicólogos como la biblia de los trastornos mentales. La primera edición oficial, publicado en 1952.

 Al cabo del tiempo, el DSM evolucionó más allá de su propósito militar originario y se convirtió en un conjunto de normas o compendio de todos los comportamientos anormales. Actualmente en su cuarta edición, el DSM-IV está ampliamente considerado como el sistema do clasificación o taxonomía oficial que deben utilizar los profesionales de le salud mental. Se describen todos los trastornos mentales que se conocen, así como otros que se incluyen de forma provisional para una posterior investigación. El DSM-IV incluye doce trastornos de la personalidad, diez de los cuales están aceptados oficialmente y dos son provisionales.


VOCABULARIO BÁSICO 

Los criterios diagnósticos son las características definitorias que utilizan los profesionales para clasificar a las personas dentro de una categoría clínica. Esencialmente, los criterios diagnósticos son un conjunto de síntomas que deben estar presentes para que pueda establecerse un diagnóstico. Cada trastorno tiene su propio conjunte de criterios.

La lista de criterios para cada trastorno de la personalidad incluyo siete, ocho o nueve elementos, cada uno de los cuales describe algún rasgo característico, actitud o conducta muy relacionados con el trastorno en particular. En el criterio del trastorno antisocial de la personalidad descrito anteriormente, la deshonestidad se considera un rasgo de personalidad, un patrón estable do comportamiento que permanece a lo largo del tiempo y en situaciones diversas.

También puede considerarse que los criterios del trastorno histriónico de la personalidad definen en parta la seducción como rasgo de la personalidad, ya que los histriónicos se caracterizan por sexualizar, de forma inadecuada, sus relaciones con los demás.

Cuando muchos de estos rasgos de la personalidad aparecen de forma conjunta, se dice que constituyen un trastorno de la personalidad. El sujeto con un trastorno antisocial de la personalidad, por ejemplo, es mucho más que deshonesto; también es manipulador, temerario, agresivo, irresponsable, explotador y carente de empatía y remordimientos.

 Cuando todas estas características aparecen de forma conjunta, constituyen lo que denominamos un prototipo de personalidad, un modelo psicológico que rara vez se observa en estado puro. El trastorno es similar al prototipo, aunque menos extremo que su expresión más pura. Sin embargo, las personas reales rara vez se corresponden con los «tipos puros». En el DSM no es necesario que la persona posea todas y cada una de las características, de un trastorno de la personalidad paro quo pueda establecerse al diagnóstico de ese trastorno. Lo más habitual es que la presencia de la mayor parte de los criterios sea suficiente.

Por ejemplo, para diagnósticas un trastorno histriónico de la personalidad es necesario que se cumplan cinco de los ocho criterios, y para el diagnóstico de trastorno narcisista de la personalidad, cinco do los nueve criterios. Es posible que se observen muchas combinaciones distintas de los criterios diagnósticas lo cual ratifica que no existen dos personas exactamente iguales aunque a ambas se les vaya diagnosticado el mismo trastorno de la personalidad.

MODELO MULTIAXIAL 

En al DSM, los trastornos se agrupan en función de un modelo multiaxial, que significa, literalmente, varios ejes, cada uno de los cuales refleja un tipo o fuente de información distintos. Este modelo recoge la necesidad do agrupar los distintos síntomas y características de personalidad do un paciente determinado a fin de poder definir un cuadro que recoja el patrón completo do funcionamiento de esa persona.

Por ejemplo, la depresión en un trastorno narcisista de la personalidad os distinta de la depresión en un trastorno de la personalidad por dependencia. Dado que los narcisistas se consideran superiores a los demás, suelen deprimirse cuando se enfrentan a pruebas objetivas de fracaso o de falta de adecuación que son demasiado evidentes como para no tenerlas en cuenta. La autoestima, por lo general excesiva, de estos pacientes se ve bruscamente mermada y esta situación genera sentimientos depresivos. En cambio, los individuos con trastornos de la personalidad por dependencia buscan la protección de personas a las que consideran fuertes, y a las que convierten en aliados instrumentales que se enfrenten a un mundo cruel.

 En estos casos, la depresión suele ser secundaria a la pérdida de un cuidador significativo. La utilidad del modelo multiaxial radica en que cada paciente es más que la suma de sus diagnósticos: ambos están deprimidos, pero por razones muy distintas. No los diferencian sus síntomas superficiales, sino el significado de sus síntomas en el contexto de sus personalidades subyacentes. Si consideramos los síntomas de un paciente en relación con sus características más profundas, obtenemos una comprensión de la persona que trasciende los síntomas y los rasgos de la personalidad considerados por separado. Así pues, decir que alguien es un narcisista deprimido aporta mucha más información que las meras etiquetas diagnósticas de depresión o narcisismo consideradas por separado.

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