jueves, 4 de octubre de 2012

¿Qué persona se forma al final de un proceso educativo en la universidad?


La incursión de un profesional en la enseñanza en el sistema de educación superior bajo mi perspectiva mental requiere la reflexión autocrítica sobre a) los objetivos de aprendizaje (¿Qué tipo de conocimientos deseo transmitir?): y b) los objetivos de desempeño (¿Qué tipo de habilidades deseo promover en su práctica diaria?). Y quizá de esta manera, contribuya a la mejora de la Educación Superior.

Considero que el cursar un diplomado de educación superior, debe ir más allá del simple hecho de ser una exigencia para impartir clases en pre o post grado, debería ser un desafío personal y profesional que estimule el aprender estrategias educativas, corrientes pedagógicas y herramientas que permitan realizar un proceso de aprendizaje, acorde a las exigencias del que el siglo XXI.

No pretendo, con estas líneas, cambiar al mundo, ni mucho menos las estructuras económicas, sociales y políticas de la educación. Busco generar un espacio de reflexión, y un cambio en las personas que están en torno mío, sobre todo de aquellas que se han sumergido en el mundo de la enseñanza superior, asumiendo una responsabilidad social, personal y profesional.


Desde que obtuve mi título de licenciado en psicología, comencé a tomar con más seriedad lo que me dicen y decían los/as profesionales, y lo que se hizo evidente (como si hubiera abierto los ojos), es que pude encontrar cientos de profesionales que dominan los contenidos de sus profesiones, de arriba y de abajo, al derecho y al revés, pero al momento de impartir clases, nada de innovación, nada de reflexión, solo una repetición a la perfección de libros leídos asimilados y repetidos.

Algo así como Abogados y abogadas que hablan de leyes con mucho entusiasmo y cuando les pregunto ¿qué hace que profesionales con tanto conocimiento como tú, no realice defensa gratuitas a personas de escasos recursos? O el caso de Psicólogos y psicólogas, a quienes les pregunto y ¿qué de la situación política, social del país, que va de la mano con lo que se está investigando de la psicología política, que analiza el avance de la democracia, ciudadanía y cumplimiento de leyes muy ligado a la psicología jurídica, incluso al desarrollo humano?. Preguntas, generalmente sin respuesta –al menos inmediata-.

Es importante comprender que lo que se enseña en las aulas, no solo va dirigido a un incremento de conocimiento, a una información especializada para obtener un título académico, para lograr un ejercicio profesional y una “segura” fuente de ingreso económico, sino es algo que debe ir ligado a un proceso de interacción con la realidad (socio –cultural – política – y económica), el aporte para mejorar la calidad de vida de las personas del lugar donde se va a impartir el conocimiento, y ejercer su profesión, de tal manera que se evidencia la calidad de su aprendizaje y la enseña que tuvo en la universidad – indistintamente sea privada o pública-.

¿Cómo hacer que en las aulas universitaria se desarrolle la habilidad de pensar y actuar con flexibilidad a partir de lo que uno sabe?, que los estudiantes no se conformen con lo exclusivamente impartido en clases, sino que el docente motive a la investigación a cuestionar e indagar sobre lo enseñado, y se puedan generar procesos de análisis, crítica y autocrítica de la información. Usar su conocimiento de formas novedosas, y no emplearla de forma mecánica e irreflexiva, que no se queden en una acumulación de los mismos. Sino que esté muy ligada a la realidad social, política y económica, que se vive en el país y mejorar las condiciones de vida.

Se trata de innovar y utilizar todas las estrategias a su alcance,  -  tanto para estudiantes de primeros años, como para los de últimos años - desde herramientas aplicadas o extraídas de las escuelas populares, pasando por clases magistrales, llegando al uso de las TIC´s, que actualmente se convierten en herramientas que favorecen a la búsqueda de información y a la comprensión.

Me pasé muchos años leyendo, investigando, observando, anotando, realizando talleres. La especialización y experiencia me motivaron a seguir aprendiendo para impartir mis conocimientos. Y esto me llevaba a que desde el primer momento del contacto con las personas que ingresan a  procesos de formación, requieren motivación. Aunque algunas veces tenía un público muy duro y serio, y aunque todo parecía negativo, no me dejaba vencer y buscaba, más que avanzar contenidos, lograr que la gente entienda de la importancia de lo que les hablaba, de ahí que aprendí a incorporar chistes, comentarios, trabajos grupales o monólogos para motivar e interesar a las personas en lo que estaba compartiendo.

Actualmente algo que no dejo de lado es el uso de la tecnología, que contribuye a la consecución de esos objetivos (por ejemplo el uso educativo de la denominada web 2.0, como el caso de facebook, twitter, blogs, dropbox, alertas de google y otros) que hace que estudiantes reconozcan que su docente no se ha quedado en el data show, ni en la repetición irreflexiva de contenidos, y que por lo menos se ha tomado el trabajo de actualizar y usar las TIC´s para apoyar su formación.

Las diferentes preguntas que realizo en este ensayo, serán respondidas en tanto él o la docente reconozcan y utilicen estrategias y herramientas para aportar a la formación y mejora de la educación. Es necesario reconocer que más que docentes somos una guía en la formación de nuevos profesionales formándose para la vida. De esta manera podremos reconocer que aportamos en la formación de profesionales que piensan, reflexionan, cuestionan, aprenden y generan propuestas a su comunidad, y que son generadores de más conocimiento, capaces de afrontar todos los desafíos que se les presente, conociendo sus limitaciones, fortaleciendo sus fortalezas y controlando sus debilidades.

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