El deseo sexual tiene su motor principal en
la fantasía, cuanto más fantaseemos, más pensamientos eróticos tengamos, mayor
será nuestra libido. La fantasía no es sólo imaginar relaciones que nunca se han
tenido, sino también rememorar un encuentro íntimo con la pareja o prepararla
en la imaginación, convirtiéndose de esta manera en uno de los mayores
afrodisiacos para el momento del amor y sobre todo para que nuestra relación se
sostenga y fortalezca en el tiempo. Es por esto que la práctica del sexo es en
cierto sentido una experiencia a la que los seres humanos le hemos incorporado
aspectos que la enriquecen, especialmente el que permite la conexión con la
comunicación y el placer, no ligado inevitablemente a la procreación o
reproducción
Tener una vida sexual placentera no depende de la
suerte, de la belleza o del sex appeal, sino de habilidades que podamos ir desarrollando
y aprendiendo en nuestro desarrollo como personas. De ahí la importancia de
adquirir conocimientos precisos para adentrarnos en las relaciones de pareja,
poseyendo información científica precisa sobre la sexualidad, y de esta manera
contar con el mejor afrodisiaco para el amor, el conocer y descubrir nuestro propio cuerpo, nuestra propia
sexualidad, reconocer e investigar qué nos atrae y excita, qué preferimos y qué
momentos de nuestra conducta erótica nos presenta dificultades, como por
ejemplo el que a veces carencias emocionales, falta de autoestima mantengamos relaciones
sexuales, para calmar ese sentimiento y tratar de sentirnos “bien” o más
estables.
Las demostraciones de amor son una necesidad
básica y permanente para todas las personas, ya que nos permite reafirmar el
sentimiento del/a otro/a hacia uno/a mismo/a y hacia el/a otro/a. Nuestra pareja
no adivina nuestros pensamientos. Es más; no podemos saber instintivamente qué
le agrada a nuestra pareja, convirtiéndose en un obstáculo en la relación
sexual y de pareja ya que por miedo,
vergüenza o simplemente por resistencia no se conversan sobre estos temas
sexuales. Por lo que no debemos de olvidar que la sexualidad en una pareja es necesaria.
Para desarrollar una buena habilidad y
dominio de nuestra sexualidad y en la pareja es de vital importancia aprender a
hablar con la pareja sobre la vida sexual y de comprender el erotismo de
nuestra pareja, explorar sus deseos, sus necesidades, sin prejuicios ni falsos
mitos y sobre todo reconoce que en el tema de estar sexualmente con otra
persona, pues todos somos aprendices. Hay que permitirse ser creativo, animarse
a hablar francamente con su pareja para saber lo que a ambos les gusta y lo que
no, lo que el otro necesita y cómo lo necesita.
La búsqueda del placer, la mejora de éste,
debe constituir un objetivo permanente de la actividad sexual. Para ello no
basta con partir de unas relaciones sexuales satisfactorias, es decir; sin
disfunciones o problemas importantes, sino que debe añadirse un interés por ir
descubriendo y desarrollando nuevas y viejas formas de placer sexual. Es por
eso que así como al amor y/o la estabilidad en la pareja, el deseo sexual
hay que cuidarlo. Las relaciones sexuales no son una obligación, por lo que no
hay que forzarse a tenerlas. Pero tampoco hay que esperar que el deseo te
sorprenda, hay que buscarlo, buscando cosas nuevas, y quitando los temores en
el área erótica de nuestra vida, lo cual permita sentirse tranquilo y relajado/a
dejando fuera reproches y enfados.
El darse tiempo y permiso para los juegos
sexuales, para conocerse, para encontrarse, sin pudor dará los frutos
requeridos y ambos podrán lograr placer mutuamente, no hay que estar pendiente
de la otra persona, hay que saber y aprender a dar y recibir, porque al estar
pendiente del otro, se puede perder el propio placer y la pareja se da cuenta
de ello. Revivir el deseo y el amor es tarea de ambos. Hay que disfrutarse…
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