Preguntas como ¿puede prevalecer
el sexo sin afecto? ¿Puede existir afecto sin sexo en una pareja?¿La duración
de mi relación dependerá si tengo relaciones sexuales desde las primeras citas
o las postergo hasta conocernos más? ¿Por qué me enamoro de este tipo de
personas? O comentarios como…Yo tengo sexo muchas veces pero solo puedo hacer
el amor con la persona que amo. Como mujer considero que solo puedo tener
relaciones sexuales con la persona que siento que amo… y no podría hacerlo por
hacerlo o por una calentura. Estoy esperando a mi media naranja. No faltan en
el consultorio, por lo que hoy quiero compartir con ustedes algo sobre los
mapas mentales que nos llevan a elegir cierto tipo de parejas y las famosas
medias naranjas.
Partimos de que el amor tiene una
base en el mapa de amor, cada persona tiene un patrón mental, que desarrollamos a partir de la primera infancia como
respuesta a las influencias de la familia, las amistades, experiencias y
asociaciones fortuitas que se dan en el contexto sociocultural donde crecemos.
A lo largo de nuestro desarrollo, este mapa inconsciente va tomando forma y
emerge como una imagen interna prototípica de la pareja ideal, que nos lleva a
sentirnos atraídos por ciertas personas e influye en el gusto por cierto tipo
de conversaciones, olores, sonidos, estímulos visuales y actividades eróticas
que nos puedan resultar excitantes.
El aprendizaje sociocultural ha realizado discriminación en cuanto al
género, de tal manera el hombre ha aprendido a asociar la intimidad con la
sexualidad con el posible fin de llegar al afecto. La mujer por el contrario ha
aprendido a asociar la intimidad con la afectividad con el posible fin de
llegar a la sexualidad. Es así que llegamos a la relación de pareja en base al
mapa amoroso que existe en nuestra mente inconsciente y domina nuestras
reacciones y conductas sin que nos demos cuenta de ello. Tenemos
presuposiciones automáticas respecto a lo que es la relación con otra persona,
o cómo nos deberíamos sentir y qué deberíamos obtener.
Cuando se elige una pareja, conviene ser consciente sobre del “desde dónde”
se está eligiendo. Esto se lo puede hacer recordando cuáles son los patrones de
relación de pareja que predominan en nuestra familia, desde la relación de nuestros
padres/madres, abuelos/abuelas. Si procedemos de una familia en la cual se han
dado muchos divorcios y esto nos ha generado sufrimiento, podemos inclinarnos
por alguien cuyo ideal sea mantener la unión a lo largo de la vida. Y ahí
repetimos malas elecciones de pareja o conductas que no nos benefician en
lograr una estabilidad en la pareja, sino más al contrario, seguimos repitiendo
inestabilidades generacionales por la mala elección para pareja.
Se puede elegir desde la percepción de una cualidad que “garantiza” que no
se va a sufrir por lo que se sufrió en la infancia, o que nos va a procurar lo
que no tuvimos. De que también socialmente nos quieren convencer con el mito de
la Media naranja, o el mito de la fusión. Ser uno/a solo/a con el/la otro/a. Cargados
con esta creencia podemos pasarnos la vida buscando a nuestro/a otro/a yo
perdido, buscándonos fuera de nosotros/as mismos/as y persiguiendo a nuestra
mitad. Quien no encuentra su pareja, está incompleto y es compadecido. Por eso
es que nos aferramos a malas relaciones sexuales y de pareja, que solo nos
llevan a la decepción y pensando que solo hay una persona que nos pueda amar,
pues llegamos a la resignación amorosa a conformarnos a que nos amen de una
manera que no quisiéramos o que no nos agrada.
Las metáforas de las medias naranjas y de las almas gemelas nos lanzan la
idea distorsionada de que sólo existe una persona en el mundo que nos
corresponde y que está destinada a hacernos felices. De ahí deriva también la
angustia general para encontrarla, pues a veces con lo primero que encontramos
nos queremos quedar, pensando en que ya no hay más.
Si somos mitades y existe un algún lugar del mundo nuestra mitad perdida,
podemos pasarnos la vida buscándonos sin hallarnos. El mundo es tan grande y
hay tanta gente que no podemos pensar que solo una nos podrá amar o podremos
amar, si logramos liberarnos de esa confusión, entonces las relaciones de
pareja que emprendemos si se vuelven difíciles podemos pensar: “Es que no era
mi mitad” y así abandonar y continuar buscando. Si no logramos librarnos de
estos mapas amorosos dañinos seguiremos atados a relaciones amorosas y sexuales
que solamente nos lastima emocionalmente.
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