LOS ESTILOS DE APEGO[1]
La
noción de apego se refiere al proceso por el cual, a través de las experiencias
tempranas, se establecen vínculos entre el infante y su cuidador que brinda
seguridad y protección. Estas experiencias son internalizadas y pueden dar lugar
a modelos o prototipos de comportamiento psicosocial (11)
La teoría del apego
(Bowlby 1982) (Ainworth 1991) intenta explicar los efectos de los vínculos
tempranos de protección en el desarrollo psicológico del neonato y el infante,
así como las consecuencias de no contar con ellos.
La evaluación
psicológica del apego plantea dos cuestiones básicas: poder determinar si el
sistema de apego es normativo – vale decir, si está presente en el desarrollo
de todas las personas – y si es dinámico e importante en las transiciones hacia
la adolescencia y la adultez, si hay diferencias individuales en la expresión
del sistema de apego en relación con
diferentes tipos de vínculos psicosociales en el curso del desarrollo.
Las perturbaciones
severas en los vínculos madre – bebé son precursoras de la presencia de
psicopatologías importantes en los años posteriores del desarrollo (12)
La teoría sobre el
apego se focaliza en el estudio de los procesos a través de los cuales niños e
infantes desarrollan sentimientos de confianza en la protección paterna y/o
adulta.
Los comportamientos
de apego hacen posible la aproximación del niño a la figura cuidadora y
protectora (generalmente la madre); algunos de ellos (sonreír, vocalizar) son
señales que alertan al adulto sobre el interés del niño en la interacción y
promueven el acercamiento. Otros comportamientos como el llorar, suelen ser
aversivos y promueven el acercamiento de la figura adulta a fin de lograr poner
fin a ellos. Por último, frente a situaciones en las que el infante persigue o
se acerca al cuidador, cabe hablar de comportamientos infantiles activos. Las
conductas de apego no están asociadas con el proceso de alimentación y el hecho
de que se establezcan vínculos de apego con figuras adultas maltratadoras
sugiere que el sistema no está motivado por la obtención de placer, de forma
similar a la noción de Piaget sobre la motivación inherente del niño por la
exploración (13)
Dos tipos de
variables logran activar el sistema de apego, uno está relacionado con el
propio niño (fatiga, hambre, enfermedad estrés) otro con el ambiente o contexto
(presencia de situaciones amenazantes).
Para la mayoría de
los niños el contacto con la figura adulta es suficiente para desactivar el
sistema, si el sistema de apego ha sido activado con mucha intensidad, el
contacto con la madre lo finaliza, pero en circunstancias en las que la
activación ha sido moderada, escuchar la voz del adulto o una figura protectora
substituta pueden ser suficientes. En ambos casos, la figura materna protectora
es percibida como un cielo seguro al que se retorna en situaciones
problemáticas.
La
organización del sistema de apego requiere la conformación de representaciones
mentales de las figuras de apego, de sí mismos y del contexto, todas ellas
fruto de experiencias concretas.
A pesar de que el
sistema de apego se constituye en todos los sujetos, no todos ellos logran
estructurar apegos seguros; existen diferencias individuales. El apego seguro se logra en la medida en la que el niño tiene
una representación mental de una figura cuidadora accesible cuando la necesita,
en tanto que el denominado inseguro carece de esa representación.
Es un sistema de
control motivacional – conductual – evolucionista y adaptativo. Tiene como
objetivo la promoción de la seguridad en la infancia y la niñez a través de la
relación del niño con una figura de apego, su cuidador. El concepto de apego
incorpora componentes sociales, emocionales, cognitivos y conductuales; es una
propiedad de las relaciones psicosociales donde un sujeto más débil y menos
capaz confía en la protección que le brinda otro sujeto más competente y
poderoso. Ambos sujetos desarrollan vínculos emocionales recíprocos y
construyen una representación interna de la relación vincular (14)
El
sistema de apego se activa en momentos de peligro, estrés y novedad y su
finalidad es propiciar y mantener la proximidad y el contacto con la figura de
apego. Se mantiene activo durante todo el tiempo y está continuamente
monitoreado por el ambiente y por la disponibilidad de figuras de apego. Lo que
se denomina Fenómeno De base segura a esta interacción entre el niño y su
cuidador y lo postularon como central en la teoría del apego SISTEMA PROTECTOR.
Las afiliaciones
constituyen experiencia de amistad y buena voluntad, el deseo de hacer cosas en
compañía de otra persona y es esperable que se pongan en funcionamiento cuando
el apego no está activado.
Es posible que
existan varias figuras de apego, sin embargo, hay un sesgo a tener una
jerarquía de preferencias en la que existe una figura central principal de
apego. Ainsworth identifico tres patrones básicos de apego en la infancia a los
que denomina seguro, evitativo y resistente o ambivalente (15)
Una relación de
apego seguro facilita el funcionamiento y la competencia exterior a ella misma;
hay una búsqueda de una experiencia de seguridad y comodidad en la relación con
un compañero. Si esto está disponible, el individuo es capaz de apartarse de la
base segura, con la confianza de poder comprometerse en otras actividades.
Los sistemas de
apego infantiles son similares en su naturaleza, a los que más tarde se ponen
en juego en las relaciones amorosas y, en realidad, señala pocas diferencias
entre las relaciones cercanas, sean estas entre padres e hijos o entre pares.
Los
vínculos de apego se distinguen de otras relaciones en el hecho de que proveen
sentimientos de seguridad y pertenencia, sin los cuales habría aislamiento e
inquietud. Su función es distinta al de las relaciones que
proveen guía o compañía, gratificación sexual, compartir intereses o
experiencias comunes, sentimientos de competencia o alianzas y asistencia. Los elementos comportamentales del apego en la vida adulta
son similares a los observados en la infancia. (16)
Un adulto muestra
un deseo hacia la proximidad de figuras de apego en situaciones de malestar.
Siente bienestar ante la presencia de esa figura y ansiedad si ésta es
inaccesible. La aflicción es esperable ante la pérdida de una figura de apego.
El
apego consiste en un espontáneo acercamiento e interacción de la madre con su
cría, la cual es protegida y cuidada por ella hasta que se encuentre en
condiciones de sobrevivir solo. Los modelos de apego, preparan el terreno para
la instalación de estrategias desadaptativas en la resolución de problemas
existenciales de separación y pérdida. (17)
La diferencia entre
el apego adulto – adulto y niño – adulto, reside en que el sistema de conductas
del adulto es recíproco: los adultos no son asignados a tomar el rol de figura
de apego/cuidador o individuo apegado/receptor. Tanto la conducta de apego cuanto
la de cuidado son observables en los adultos, y las parejas oscilan entre los
dos roles. Este potencial para la reciprocidad agrega complejidad a la medición
psicológica del apego adulto. La hipótesis central de la teoría del apego es
que las relaciones tempranas entre padres e
hijos son los prototipos de las relaciones amorosas de la adultez.
West y Sheldon –
Keller señalan 3 características que diferencian el apego infantil del adulto.
- En los adultos generalmente se produce entre iguales pares
- En la adulta el apego no predomina sobre otros sistemas relaciones, como sucede en la infancia
- En la adultez incorpora la relación sexual
Durante la niñez y
la infancia la relación es complementaria con los comportamientos de búsqueda de
cuidado, pero suele ser inhabitual y protección, permanece constante a lo largo
de la vida, aunque los mecanismos para llevarla a cabo varían y se desarrollan
con la madurez.
El sistema
conformado por los vínculos de apego sólo puede entenderse si se tiene en
cuenta sus interrelaciones con otros sistemas: el exploratorio, el social o de
afiliaciones y el de cuidados o protección que proviene de las posibilidades
que ofrece el adulto que brinda o no seguridad y protección (18)
Un comportamiento
de apego hace referencia a la conducta que promueve aproximación hacia la
figura de apego, en tanto que el sistema de comportamientos de apego alude a la
organización de todos ellos en la subjetividad personal, un vínculo o lazo de
apego implica una relación afectiva.
Ainsworth describe
el lazo o vínculo de apego no como diádico sino como una característica
individual relacionada con una representación personal interna. No se trata de
una relación entre dos personas sino de un vínculo con otra persona percibida
como más fuerte y más capaz. Una persona puede sentirse apegada hacia otra que
no la percibe como vínculo de apego. Es el caso de la mayoría de las relaciones
padre/madre – hijo.
A
lo largo del ciclo vital los individuos construyen importantes vínculos afectivos
que no son necesariamente relaciones de apego. Un vínculo afectivo generalmente
es permanente, no transitorio, implica a una persona en particular que no es
cambiable por otra; es emocionalmente significativo. Además puede decirse que
el individuo desea mantener la proximidad y el contacto y siente malestar ante
una separación involuntaria.
El vínculo de apego
permanece aún cuando no puedan observarse comportamientos de apego. Es
importante no confundir la fortaleza de los comportamientos de apego con la de
un vínculo de apego (19)
El apego es sólo
una de las características del vínculo del niño con la figura materna; es el
componente que se relaciona con la seguridad y la protección en circunstancias
estresantes. No debe suponerse que exista un lazo de apego aunque la relación
pueda contener algún componente del mismo. Las amistades no necesariamente
indican la presencia de vínculos de apego (20)
[1] Maria Martina Casullo, Mercedes Fernandez Liporace 1ed. Bs. As. Jve 2005 144p
No hay comentarios:
Publicar un comentario