APROXIMACIÓN A LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD
¿Cómo es usted como persona?
¿Cuál es su personalidad
particular?
¿En qué medida se conoce a sí
mismo?
¿Existen aspectos de su personalidad
de los que no es consciente?
¿Piensan los demás que es
usted tal como cree ser?
¿Cuáles son las virtudes y los defectos de su forma de ser?
Éstas y otras preguntas son fáciles de formular
aunque difíciles de responder, ya que abordan directamente la esencia de lo que
somos como seres humanos. La Personalidad es lo que nos hace como somos, y también lo que
nos diferencia de los demás.
Si nos detenemos a pensar por un momento en nuestro comportamiento,
podremos darnos cuenta de que a veces
actuamos de manera poco lógica, inflexible, desconfiada, explotadora, agresiva,
sumisa, falsa; altiva, incompetente, etc. Estas conductas no sólo nos afectan
negativamente a nosotros mismos, sino también a otras personas de nuestro
entorno.
La personalidad es el resultado de una serie de operaciones
mentales: construir la imagen de uno/a mismo/a, dar significado al mundo,
actuar, relacionarse con los demás, encontrar soluciones a problemas planteados
por el entorno. Los mecanismos dedicados a estas operaciones pueden funcionar
incorrectamente. Y cuando la disfunción se extiende a varias áreas de la vida
social e interna, asume la forma de trastorno de la Personalidad.
En las últimas décadas, el estudio de la personalidad y sus
trastornos ha sido un aspecto fundamental del abordaje de la psicología
anormal.
Durante el trabajo clínico las personas se pueden encontrar
con personas con todo tipo de patologías.
Algunas de ellas están sumidas en un episodio depresivo, y
otras deben afrontar los efectos permanentes de traumas que superan lo que
consideramos una experiencia humana normal.
Otras han perdido el contacto con la realidad y algunas
solamente tienen problemas existenciales menores, que no pueden clasificarse
como trastorno clínico.
En cualquier caso, aunque los
problemas varíen, todas ellas poseen una personalidad.
La personalidad, y por ende los TP, quizá deban
interpretarse como una cuestión dimensional más que categórica; esto implica
que sus componentes (rasgos) existen en las personas normales, pero se acentúan
en quienes padecen los trastornos en cuestión.
CARACTERÍSTICAS ESENCIALES DE
UN TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD GENERAL
Existe un patrón de comportamiento y experimentación interna
(pensamientos, sentimientos, sensaciones) duradero que difiere con claridad del
propio de la cultura del paciente.
Este patrón incluye problemas del afecto
(tipo, intensidad, labilidad, pertinencia), la cognición (el modo en que el
individuo mira e interpreta su propia persona y el ambiente), el control de los
impulsos y las relaciones interpersonales. Este patrón es fijo y encuentra
aplicación amplia en la vida social y personal del afectado.
Presenta una duración de toda la vida, con raíces en la
adolescencia o la niñez), existiendo una discapacidad o malestar (disfunción
laboral/educativa, social o personal. Es así que el marco de referencia dual de
los TP: inicio temprano (por lo general al final de la adolescencia) y
naturaleza generalizada, de tal manera que las características del trastorno afectan
aspectos múltiples de la vida laboral, personal y social
El DSM-5 conserva los 10 trastornos de la personalidad (TP)
específicos que se incluían en el DSM-IV. Desde el DSM-III en 1980, los
trastornos de la personalidad se han dividido en tres grupos:
Trastornos de la personalidad del grupo
A
Las personas con TP del grupo A pueden describirse como
retraídas, frías, suspicaces o irracionales (como siempre, en esta sección y en
toda la Guía rápida, el número de página que sigue a cada elemento indica el
punto en que comienza una discusión más detallada).
Paranoide. Estas personas son suspicaces y se
ofenden con facilidad. Tienden a confiar poco y pueden imaginar que las
afirmaciones inocentes tienen significados ocultos.
Esquizoide. Estos pacientes tienen poco interés en
las relaciones sociales, cuentan con un rango emocional restringido y parecen
indiferentes a la crítica o a los elogios. Con una tendencia a la soledad,
evitan las relaciones interpersonales estrechas (lo que incluye las de tipo
sexual)
Esquizotípico. Las relaciones interpersonales son
tan difíciles para estos individuos que otros los consideran peculiares o extraños.
Carecen de amigos cercanos y se sienten incómodos en las situaciones sociales.
Pueden mostrar suspicacia, y tener percepciones o pensamiento inusuales,
lenguaje excéntrico y afecto inapropiado.
Trastornos de la personalidad del grupo
B
Los afectados por TP del grupo B tienden a ser
melodramáticos, susceptibles y a buscar atención; sus estados de ánimo son
lábiles y con frecuencia superficiales. En muchas ocasiones tienen conflictos
interpersonales intensos.
Antisocial. El comportamiento irresponsable y con
frecuencia criminal de estas personas comienza durante la niñez o la
adolescencia temprana, con ausentismo escolar, escapatorias del hogar,
crueldad, peleas, destrucción, falsedad y robo. Además del comportamiento criminal,
como adultos pueden omitir el pago de deudas o tener un comportamiento irresponsable
en otros sentidos, actúan de manera irresponsable o impulsiva y no muestran remordimiento
por su comportamiento.
Limítrofe. Estas personas impulsivas adoptan
comportamientos que les generan daño (aventuras sexuales, gastos inapropiados,
consumo excesivo de sustancias o alimentos).
Con un efecto inestable, en muchas ocasiones muestran ira
intensa e inapropiada. Se sienten vacíos o aburridos, e intentan evitar de
manera frenética el abandono. Sienten incertidumbre en torno a quiénes son, y
carecen de la capacidad para mantener relaciones interpersonales estables.
Histriónico. En extremo susceptibles, vagos y
desesperados por obtener atención, estos individuos necesitan reafirmar en
forma constante su atractivo. Pueden ser egocéntricos y seducir por medios
sexuales.
Narcisista. Estas personas se sienten importantes
y con frecuencia muestran intranquilidad por envidia, fantasías de éxito o
rumiación en torno a la singularidad de sus problemas. Su actitud prepotente y
su falta de compasión pueden llevarles a aprovecharse de otros. Rechazan con
intensidad las críticas, y necesitan atención y admiración constantes.
Trastornos de la personalidad del grupo
C
Una persona con un TP del grupo C tiende a mostrarse ansiosa
y tensa, con frecuencia con un control extremo.
Evitación. Estas personas tímidas se sienten
heridas con tanta facilidad por las críticas que dudan involucrarse con otras.
Pueden temer a la vergüenza de mostrar emociones o decir cosas que parezcan
tontas. Pueden carecer de amigos cercanos y exagerar los riesgos que implican
las actividades que difieren de sus rutinas usuales.
Dependiente. Estos individuos necesitan tanto la
aprobación de otros que tienen dificultad para tomar decisiones por sí mismas o
iniciar proyectos; incluso pueden mostrarse de acuerdo con quienes saben están
equivocados. Temen al abandono, se sienten desamparados cuando están solos y se
sienten destrozados cuando las relaciones terminan.
La crítica los hiere con facilidad, e incluso, se ofrecen de
manera voluntaria para realizar tareas desagradables con la finalidad de ganar
el favor de otros.
Obsesivo-compulsivo. El perfeccionismo y la rigidez
caracterizan a estos individuos. Con frecuencia son adictos al trabajo, tienden
a ser indecisos, son escrupulosos en extremo y se preocupan por los detalles.
Insisten en que otras personas hagan las cosas a su manera. Tienen dificultad
para expresar afecto, tienden a carecer de generosidad, e incluso, pueden resistirse
a desechar objetos que ya no necesitan.
Criterios del DSM-IV PARA DIAGNOSTICAR UN
TRASTORNO DE PERSONALIDAD
Un patrón permanente de experiencia interna y de
comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del
sujeto. Este patrón se manifiesta en dos (o más) de las áreas siguientes:
1. Cognición (p. ej., formas de percibir e interpretarse a
uno mismo, a los demás y a los acontecimientos).
2. Afectividad (p. ej., la gama, intensidad, labilidad y
adecuación de la respuesta emocional).
3. Actividad interpersonal.
4. Control de los impulsos.
B. Este patrón persistente es inflexible y se extiende a una
amplia gama de situaciones personales y sociales.
C. Provoca malestar clínicamente significativo o deterioro
social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
D. Es estable y de larga duración, y su inicio se remonta al
menos a la adolescencia o al principio de la edad adulta.
E. No es atribuible a una manifestación o a una consecuencia
de otro trastorno mental.
F. No se debe a los efectos fisiológicos directos de una
sustancia psi coactiva (p. ej., una droga, un medicamento) ni a una enfermedad médica
(p. ej., un traumatismo craneal).
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