La incursión de un profesional en la enseñanza en el sistema de educación
superior bajo mi perspectiva mental requiere la reflexión autocrítica sobre a)
los objetivos de aprendizaje (¿Qué tipo de conocimientos deseo transmitir?): y
b) los objetivos de desempeño (¿Qué tipo de habilidades deseo promover en su
práctica diaria?). Y quizá de esta manera, contribuya a la mejora de la
Educación Superior.
Considero que el cursar un diplomado de educación
superior, debe ir más allá del simple hecho de ser una exigencia para impartir
clases en pre o post grado, debería ser un desafío personal y profesional que estimule
el aprender estrategias educativas, corrientes pedagógicas y herramientas que
permitan realizar un proceso de aprendizaje, acorde a las exigencias del que el
siglo XXI.
No pretendo, con
estas líneas, cambiar al mundo, ni mucho menos las estructuras económicas,
sociales y políticas de la educación. Busco generar un espacio de reflexión, y
un cambio en las personas que están en torno mío, sobre todo de aquellas que se
han sumergido en el mundo de la enseñanza superior, asumiendo una
responsabilidad social, personal y profesional.
Desde que obtuve
mi título de licenciado en psicología, comencé a tomar con más seriedad lo que
me dicen y decían los/as profesionales, y lo que se hizo evidente (como si
hubiera abierto los ojos), es que pude encontrar cientos de profesionales que
dominan los contenidos de sus profesiones, de arriba y de abajo, al derecho y
al revés, pero al momento de impartir clases, nada de innovación, nada de
reflexión, solo una repetición a la perfección de libros leídos asimilados y
repetidos.
Algo así como
Abogados y abogadas que hablan de leyes con mucho entusiasmo y cuando les
pregunto ¿qué hace que profesionales con tanto conocimiento como tú, no realice
defensa gratuitas a personas de escasos recursos? O el caso de Psicólogos y
psicólogas, a quienes les pregunto y ¿qué de la situación política, social del
país, que va de la mano con lo que se está investigando de la psicología
política, que analiza el avance de la democracia, ciudadanía y cumplimiento de
leyes muy ligado a la psicología jurídica, incluso al desarrollo humano?. Preguntas,
generalmente sin respuesta –al menos inmediata-.
Es importante
comprender que lo que se enseña en las aulas, no solo va dirigido a un
incremento de conocimiento, a una información especializada para obtener un
título académico, para lograr un ejercicio profesional y una “segura” fuente de
ingreso económico, sino es algo que debe ir ligado a un proceso de interacción
con la realidad (socio –cultural – política – y económica), el aporte para
mejorar la calidad de vida de las personas del lugar donde se va a impartir el
conocimiento, y ejercer su profesión, de tal manera que se evidencia la calidad
de su aprendizaje y la enseña que tuvo en la universidad – indistintamente sea
privada o pública-.
¿Cómo hacer que
en las aulas universitaria se desarrolle la habilidad de pensar y actuar con
flexibilidad a partir de lo que uno sabe?, que los estudiantes no se conformen
con lo exclusivamente impartido en clases, sino que el docente motive a la
investigación a cuestionar e indagar sobre lo enseñado, y se puedan generar
procesos de análisis, crítica y autocrítica de la información. Usar su conocimiento
de formas novedosas, y no emplearla de forma mecánica e irreflexiva, que no se
queden en una acumulación de los mismos. Sino que esté muy ligada a la realidad
social, política y económica, que se vive en el país y mejorar las condiciones
de vida.
Se trata de
innovar y utilizar todas las estrategias a su alcance, - tanto
para estudiantes de primeros años, como para los de últimos años - desde
herramientas aplicadas o extraídas de las escuelas populares, pasando por
clases magistrales, llegando al uso de las TIC´s, que actualmente se convierten
en herramientas que favorecen a la búsqueda de información y a la comprensión.
Me pasé muchos
años leyendo, investigando, observando, anotando, realizando talleres. La especialización
y experiencia me motivaron a seguir aprendiendo para impartir mis
conocimientos. Y esto me llevaba a que desde el primer momento del contacto con
las personas que ingresan a procesos de
formación, requieren motivación. Aunque algunas veces tenía un público muy duro
y serio, y aunque todo parecía negativo, no me dejaba vencer y buscaba, más que
avanzar contenidos, lograr que la gente entienda de la importancia de lo que
les hablaba, de ahí que aprendí a incorporar chistes, comentarios, trabajos
grupales o monólogos para motivar e interesar a las personas en lo que estaba compartiendo.
Actualmente algo
que no dejo de lado es el uso de la tecnología, que contribuye a la consecución
de esos objetivos (por ejemplo el uso educativo de la denominada web 2.0, como
el caso de facebook, twitter, blogs, dropbox, alertas de google y otros) que
hace que estudiantes reconozcan que su docente no se ha quedado en el data
show, ni en la repetición irreflexiva de contenidos, y que por lo menos se ha
tomado el trabajo de actualizar y usar las TIC´s para apoyar su formación.
Las diferentes
preguntas que realizo en este ensayo, serán respondidas en tanto él o la
docente reconozcan y utilicen estrategias y herramientas para aportar a la
formación y mejora de la educación. Es necesario reconocer que más que docentes
somos una guía en la formación de nuevos profesionales formándose para la vida.
De esta manera podremos reconocer que aportamos en la formación de profesionales
que piensan, reflexionan, cuestionan, aprenden y generan propuestas a su
comunidad, y que son generadores de más conocimiento, capaces de afrontar todos
los desafíos que se les presente, conociendo sus limitaciones, fortaleciendo
sus fortalezas y controlando sus debilidades.
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